CINCUENTA RAZONES PARA TEMERNOS LO PEOR DE FUKUSHIMA
Primera Parte HARVEY FRANKLIN WASSERMANEn Fukushima han desaparecido los núcleos derretidos pero las emisiones radioactivas siguen secretamente supurando.
La dura censura dictatorial de Japón ha ido acompañada de un apagón –exitoso- en los medios corporativos globales a fin de que Fukushima permanezca lejos de la mirada pública. Pero todo eso no mantiene la radiación real alejada de nuestro ecosistema, nuestros mercados… o nuestros cuerpos. Las especulaciones acerca del impacto final van desde lo totalmente inofensivo a lo intensamente apocalíptico. Pero la realidad básica es muy simple: a lo largo de siete décadas, las fábricas de bombas del gobierno [EUA] y los reactores de propiedad privada han estado arrojando a la biosfera cantidades masivas de radiación. Se desconocen fundamentalmente los impactos de estas emisiones en la salud ecológica y humana porque la industria nuclear se ha negado rotundamente a estudiarlos. En efecto, la presunción oficial ha sido siempre mostrar que las pruebas de los daños causados por las bombas nucleares y los reactores comerciales es un asunto de las víctimas y no de quienes los perpetran. Y que, en cualquier caso, la industria saldrá prácticamente sin perjuicio alguno. Esa mentalidad de “no ver el mal y no pagar el daño” data de los bombardeos de Hiroshima hasta llegar a Fukushima y al próximo desastre… que podría estar sucediendo mientras leen estas líneas. Aquí van 50 razones preliminares de por qué ese legado radioactivo exige que nos preparemos para lo peor respecto a nuestros océanos, nuestro planeta, nuestra economía y… nosotros mismos.
Me veo tentado a decir que la verdad se encuentra en algún punto intermedio entre las mentiras de la industria nuclear y el creciente temor a un Apocalipsis tangible. En realidad, las respuestas van más allá. Definidas por siete décadas de engaños, negativas y de hacer la vista gorda, rozan el absurdo las simplistas seguridades ofrecidas por las corporaciones de que este último desastre de un reactor no nos va a afectar. Fukushima derrama cada día inconmensurables cantidades masivas de radiación letal en nuestra frágil ecosfera y lo seguirá haciendo en las próximas décadas. Cinco reactores nucleares han explotado ya en este planeta pero hay más de 400 que siguen en funcionamiento. La mayor amenaza es el inevitable y próximo desastre… junto al siguiente y al que vendrá a continuación… Herméticamente envueltos en negativas, protegidos por los privilegios corporativos, son los motores finales del terrorismo global. La segunda parte de este artículo se titulará “De cómo Fukushima amenaza nuestra libertad humana y nuestra supervivencia material” Harvey Franklin Wasserman (1945)Es periodista, escritor, activista por la democracia y defensor de las energías renovables. Ha sido por más de tres décadas uno de los estrategas y organizadores claves del movimiento antinuclear en los Estados Unidos de América.
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