CONSULTA CONTINENTAL SOBRE LA REFORMA: TIEMPOS, MUNDOS Y PALABRAS
SAMUEL LAGUNASEl evento congregó en Lima, Perú, a teólogos, teólogas y numerosos profesionales provenientes de varios países en torno a la pregunta detonante: ¿hacia dónde va el protestantismo en América Latina a 500 años del inicio de la Reforma?
Después de 5 días de intensas jornadas de reflexión y diálogo, finalizó la Consulta Continental sobre la Reforma protestante que se celebró del 3 al 7 de julio en Lima, Perú. Fueron 29 ponencias en total distribuidas en 9 mesas temáticas las que conformaron la Consulta Continental sobre la Reforma Protestante organizada por la Asociación Internacional para la Promoción de la Educación Superior Cristiana (AIPESC), en conjunto con la Comunidad de Estudios Teológicos Interdisciplinarios (CETI), y la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL). El evento congregó a teólogos, teólogas y numerosos profesionales provenientes de varios países en torno a la pregunta detonante: ¿hacia dónde va el protestantismo en América Latina a 500 años del inicio de la Reforma?
Después de la conferencia inaugural dictada por Sidney Rooy, siguieron 3 apretados días en los que se visibilizó la diversidad existente en la reflexión teológica latinoamericana actual. El día viernes se recapitularon los principales puntos de cada mesa y se plasmaron algunas directrices de pensamiento en un documento mucho más provisorio que final. Día 1: Viejos y nuevos tiempos. En la mesa de “Biblia y Teología” escuchamos una de las ponencias más trascendentes de toda la Consulta. En ella, Nancy Bedford tejió con sutileza su historia personal con su labor pastoral, teológica, y con algunos de los principios de Lutero. Su punto de partida fue una pregunta simple: “¿por qué sigo siendo evangélica?” La sencillez de la exposición desembocó en una poderosa muestra de la actualidad y de la pertinencia de algunas ideas del reformador alemán en la actualidad: el principio “Solamente Dios es Dios” nos previene de convertir en santos y divinos a personas, a dogmas y a instituciones; la teología de la cruz nos recuerda que Dios se revela en lo pequeño y en lo débil; y considerar a la iglesia en constante movimiento nos conmina a cuestionar toda rigidez de las jerarquías que obstruyan al creyente el ejercicio pleno de su fe.
De manera análoga, el doctor Juan Martínez en la mesa de “Historia” mostró agudamente cómo la Reforma Radical ofrece valiosas herramientas de análisis para acercarnos al escenario religioso contemporáneo en su complejidad y en su dinamismo. Asimismo, Juan Fonseca trajo a la discusión el trabajo pastoral de las iglesias LGBTI a la luz también de la Reforma Radical. Ya entrada la tarde, en la mesa de “Antropología y Sociología” Tito Paredes y Víctor Arroyo evocaron con una nostalgia paralizante viejas formas de abordar problemas tan vigentes como la pobreza y el trabajo evangelístico con pueblos originarios. Día 2: Incidencia en el mundo e historias incompletas. No fue fácil establecer vínculos entre la Reforma protestante y prácticas profesionales concretas como la abogacía o la gestión pública. No obstante, la experiencia del brasileño Alex Fonseca, en la mesa de “Derecho y Ciencias Políticas”, como funcionario público orientó la reflexión hacia la necesidad de afirmar la religión como derecho y sobre la urgencia de posibilitar la vida de personas diferentes en un mismo espacio: la nación.
En la mesa de “Misiología y pastoral” Darío López realizó un recorrido histórico del protestantismo en América Latina evaluando las alianzas políticas que históricamente han hecho las iglesias y los proyectos de nación que han abrazado. Así, el tema de la formación de “lobbys” evangélicos y el caudal electoral que representa ya la población cristiana en la región fue introducido en la discusión despertando algunos comentarios sobre la necesidad de cuestionar el término “democracia” y sobre las estrategias de resistencia y de oposición a grupos que hacen política desde la conveniencia y la ignorancia. La necesidad de una lectura de los tiempos tanto teológica como política fue comentada por el peruano Pedro Arana quien, pastoralmente, propuso la necesidad de recuperar un humanismo cristiano que luche por la justicia en asuntos concretos. En la mesa de la tarde, “Literatura y Bellas Artes”, el chileno Víctor Rey urgió a que las iglesias latinoamericanas no perdamos ni despreciemos lo valioso de la experiencia estética. Por su parte, el mexicano José Alcántara dijo que la teología de la cruz es también una estética de la cruz que brinda al artista la capacidad de mirar la realidad y de representarla en sus obras desde un horizonte específico. Desafortunadamente, en esta mesa las miradas al pasado resultaron excesivas y muy poco, o nada, se dijo sobre los puentes que pueden tenderse entre el arte contemporáneo y el mundo protestante latinoamericano actual. Día 3: La lucha por las palabras. El día empezó con Donald Smith, rector de la Universidad Seminario Evangélico de Lima (USEL), mostrando cierta preocupación por la capitulación del método teológico ante otras ciencias como la sociología aún en las investigaciones producidas en Facultades de Teología. En esa misma mesa de “Educación”, Fernando Bullón abonó a esa escisión entre teología y ciencias sociales recalcando la especificidad de las Universidades cristianas como formadoras de profesionistas frente a las Universidades no cristianas. Esta histórica división fue cuestionada fuertemente con Nicolás Panotto, sin embargo, con muy poco eco.
Muestra clara de que hoy ya no hay uno sino muchos métodos teológicos fue la mesa “Economía y desarrollo” donde mientras que Milton Guerrero hizo una puntillosa discusión de la obra de Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, y Oscar Pérez ofreció una perspectiva ecológica desde una relectura casi literalista del Pentateuco, Santiago Padilla, del CETI, propuso desde una perspectiva decolonial abolir el término “desarrollo” y hablar de “equirrollo”, palabra que, según él, visibiliza las experiencias microcontextuales y comunica las pequeñas iniciativas más allá del marco capitalista. En la última mesa, “Comunicación y Publicaciones”, Priscila Barredo utilizó #Paneldehombres para cuestionar la poca presencia de ponentes y asistentes mujeres, en la misma Consulta. Con su trabajo, Barredo llamó la atención no sólo sobre este implícito gesto patriarcal sino también sobre la relevancia de las redes sociales en la creación y formación de nuevos espacios más allá de la iglesia local.
¿Hacia dónde va el protestantismo en América Latina a 500 años del inicio de la Reforma? Más que respuestas, la Consulta Continental evidenció la coexistencia de paradigmas, métodos, hermenéuticas y formas de (re)apropiación de la historia, a veces antagónicas al interior del protestantismo latinoamericano. Quizá, el punto de convergencia sea que efectivamente el protestantismo en América Latina existe y su relación con los otros protestantismos continentales ya no es de subordinación. No es fácil, sin embargo, suponer una única conclusión sino muchas. Una de ellas es que se pondera con más benevolencia y su utiliza como un escenario más inclusivo y promisorio la Reforma Radical que la Reforma Magisterial. Esta diversidad inherente a la Reforma Radical repercute en una lucha por visibilizar y (re)escuchar voces hasta ahora silenciadas y también por inventar nuevas palabras, una lucha (intergeneracional e intrageneracional) por lograr que muchos tiempos se territorialicen en un mismo y heterogéneo espacio, las iglesias, al mismo tiempo que se buscan fervorosamente formas en que éstas vivan y realicen el Reino más allá de sus, cada vez más difuminadas, puertas. |