CONTAMINACIÓN DE LARGA DATA: OCÉANOS Y PLAYAS DE PLÁSTICO
VERÓNICA GARCÍALas toneladas de residuos plásticos que terminan diariamente en los mares, tardan decenas de años en degradarse o jamás lo hacen; sus consecuencias se revelan cada vez más preocupantes para la vida marina y para la humanidad toda.
El primer polímero sintético de importancia comercial fue la baquelita, inventada en 1907 por Leo Baekeland. Este primer plástico (del griego plastikos: moldeable) se comenzó a producir en 1910 y a comercializarse para la industria eléctrica, la automotriz, la de la comunicación y en la joyería. Ya en los años 30 emergieron otros polímeros con distintas propiedades, como la transparencia o la capacidad de aceptar colores, pero el incremento de su producción hasta los años 50 fue lento. Fue a partir de esa década, con el advenimiento de diferentes tipos de materiales plásticos, que el crecimiento en la producción y el consumo fue exponencial. Esta situación se mantuvo hasta el 2000. Actualmente, sigue en aumento de manera lineal, con un promedio de crecimiento del 4% anual.
Desde 1950 hasta 2015, se estima que se han producido 8.300 millones de toneladas de plásticos, de las cuales, en uso, todavía hay 2500 millones de toneladas (30 %). Según cifras de la Unión Europea, el 42 % de la producción total de plástico se emplea para packaging, es decir, plásticos de un solo uso. Los plásticos que son bienes de consumo representan el 22 %, los materiales de construcción el 20 %, y las aplicaciones de la industria automotriz, eléctrica y de la agricultura un 9 %, 6 % y 3 %, respectivamente. El 60 % de todos los plásticos producidos desde los años 50 fueron descartados y están acumulados en rellenos sanitarios o en los ambientes terrestres y marinos; solo se reciclaron 600 millones de toneladas, es decir, un 9 %, y se incineraron 800 millones de toneladas (12 %). Los plásticos son extremadamente durables y permanecen en el ambiente decenas de años. Los residuos plásticos que no son manejados correctamente llegan al mar a través de los pluviales, los ríos, el viento, o por medio de las personas que los arrojan. Solo un 20 % se estima que proviene de desperdicios que se arrojan desde los barcos, contenedores que se caen en altamar, y artes de pesca que se pierden. Por todos estos descuidos y desmanejos, entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de residuos plásticos al año, terminan en los mares. En la provincia de Buenos Aires, el porcentaje de plásticos en las playas es de más del 80 %, en un área censada de más de 1 millón de metros cuadrados. Las consecuencias son fáciles de observar: playas sucias, animales muertos y una creciente preocupación porque en cada muestra de agua de mar o de agua de botella hay partículas de plástico. De hecho, Argentina está entre los 30 países que más contaminan los mares con residuos plásticos.
Los residuos sólidos de plástico, vidrio o el material de embalaje tardan mucho tiempo en degradarse, o no lo hacen nunca. Contaminación en varios niveles Los plásticos de baja densidad (bolsas de plásticos, tapa de botellas, sogas) flotan en la superficie, mientras que los de alta densidad (telas, filtros de cigarrillos, sogas de nylon, botellas enteras, utensilios) terminan en el fondo. Por acción del clima, los plásticos abandonados en las playas o que flotan en el mar terminan reduciéndose a partículas pequeñas con gran capacidad de dispersión. La contaminación por plásticos en los seres vivos tiene consecuencias en distintos niveles. Los daños macroscópicos de los plásticos en los animales como estrangulamiento, atragantamiento, asfixia, laceraciones, son bien conocidos; sin embargo, los microscópicos no, y se cree que pueden tener la misma gravedad que los ocasionados por los pesticidas. Entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de residuos plásticos al año terminan en los mares Los daños de los microplásticos pueden ser físicos o químicos y, cuanto más pequeños son los microplásticos, más daño pueden ocasionar, ya que tienen la capacidad de penetrar en los órganos y tejidos. La contaminación por plásticos disminuye la fecundidad y reduce la supervivencia de las crías. Los daños a nivel de la comunidad incluyen cambios en la composición de las especies y hasta la creación de nuevos hábitats, como la "platisfera", una comunidad de al menos mil tipos distintos de microorganismos que viven en la superficie de los residuos plásticos y pueden ser nocivos para los seres vivos marinos y humanos. Estos plásticos que terminan en los océanos contienen una gran concentración de agentes tóxicos que persisten luego en el sistema digestivo de la fauna marina y que afectan directamente nuestra mesa. Estudios sobre especies comerciales encontraron plástico en sus tejidos, lo que indica que los estamos consumiendo al incluirlos en nuestra dieta. Por ser sustancias orgánicas, que persisten y se acumulan en el ambiente, y por el daño que ocasionan a los seres vivos, los residuos plásticos son considerados por algunos científicos como análogos a los compuestos orgánicos persistentes como los pesticidas, insecticidas, organoclorados o PCB. Existe un consenso en cuanto a cuáles son los abordajes que requiere este problema tan complejo: 1) Reducir la demanda y la producción de plásticos 2) Promover el desarrollo de nuevos materiales biodegradables 3) Requerir que los productores y consumidores contribuyan al costo del reciclado o manejo de la basura para los productos plásticos 4) Prohibir el exceso de packaging 5) Prohibir productos plásticos, como bolsas de polietileno, utensilios de un solo uso fácilmente reemplazables y microplásticos en productos de limpieza 6) Educar a la población sobre los riesgos ambientales y para la salud 7) Promover el reúso de los materiales 8) Utilizar tecnología o intervenciones mecánicas o naturales para capturar sólidos en ríos, arroyos y pluviales 9) Promover la limpieza de playas e involucrar a la industria en el proceso. La estrategia más conveniente es, definitivamente, reducir la entrada de basura plástica al mar El problema de la contaminación por plásticos en nuestras playas requiere de un esfuerzo mancomunado entre todos los niveles de la sociedad, desde los gobiernos, los productores de plástico, la industria que los utiliza, los consumidores y las organizaciones encargadas del manejo de los residuos urbanos. Veronica Garciaes coordinadora del Proyecto Basura Marina de la Fundación Vida Silvestre Argentina.
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