Juntar muchos seguidores no necesariamente revela el peso de la vida de una figura pública
Debo reconocer la valentía de Stacy. Se requiere un firme coraje para hablarle a un pastor acerca de una falta en su sermón. La mayoría de los miembros de la iglesia prefieren desparramar sus críticas por las periferias de la congregación. Stacy escogió el camino angosto. Estaba molesta por una cita que había compartido de un autor a quien mencioné en mi mensaje. «Él es parte de la iglesia emergente -dijo con desdén-, y la iglesia emergente se basa en una herejía». «En primer lugar quisiera preguntarte -le respondí- : ¿Estabas en desacuerdo con el contenido de la cita?» «No. Sencillamente me molesta que usted cite a un hereje -replicó-». «Stacy, puedo asegurarle que el líder que cité no es parte de la iglesia emergente. Y aun, si lo fuera, eso no lo convierte en un hereje». «Claro que lo es –respondió-. Charles Colson lo afirma, y él habla por radio». Faltaban las palabras «y usted no» en su declaración, pero el tono de voz lo daba a entender. No me propuse discutir con ella sobre sus interpretaciones acerca de los comentarios del señor Colson, las cuales sospechaba que probablemente estaban erradas, ni tampoco defendí la reputación del autor al que había citado. Sabía que esta batalla ya la había perdido.
El peso de la fama Este programa de radio ejercía más autoridad en la vida de Stacy que yo. La reputación mía descansaba sobre años de cuidadosa enseñanza de la doctrina de la Palabra, bajo la supervisión de mis autoridades denominacionales. Desde la perspectiva de Stacy, sin embargo, no existía punto de comparación con la autoridad que posee alguien que habla por radio. En el mundo del mercadeo a esto se le llama plataforma. La lógica es muy sencilla -el tamaño de la plataforma que ocupas determina el peso de tu autoridad. Alguien cuya audiencia supera el millón cuenta con más autoridad que aquel con una audiencia de apenas cien. La presuposición es que el tamaño de la plataforma guarda una directa relación con las habilidades, la inteligencia y el carácter de la persona. Esto, por supuesto, no siempre es así.
Fama sin sabiduría Hoy en día simplemente se concede autoridad a aquellas personas que han mostrado habilidad en construir una plataforma. Considere, por ejemplo, a la presentadora de televisión, Oprah Winfrey. Sin dudas ha demostrado un inteligente uso de los medios, pero mi suposición es que la «reina de la pantalla chica» sabe mucho menos acerca de cámaras digitales de lo que aparenta. No obstante, cuando ella compartió que su nueva Nikon figuraba entre sus más valoradas pertenencias, y la tildó «una cámara muy sensual», las ventas del artículo subieron de manera dramática. ¿Por qué? Plataforma. Millones de personas ven y escuchan a Oprah, lo que demuestra que probablemente tenga razón, ¡aun cuando habla de cámaras digitales!
La proximidad en el ministerio ¿Qué tiene esto que ver con el ministerio pastoral? La autoridad en el pastorado se establece mejor por medio de la proximidad -es decir, al estar en contacto personal con otros para construir vínculos de confianza. El matrimonio es un ejemplo. Un hombre y una mujer que cultivan, a través del tiempo, vínculos de cercanía (llamado noviazgo) desarrollan suficiente confianza como para comprometerse con una vida de sumisión mutua (llamado matrimonio). Es esto lo que tiene en mente Pablo cuando instruye a Timoteo a escoger líderes que gozan de la confianza de todos, que han demostrado a lo largo del tiempo su fidelidad (1Ti 3.1–7). La autoridad se afianza sobre el conocimiento de quién es la persona a la que me sujeto. Tristemente, a medida que se ha deteriorado la capacidad de nuestra cultura de cultivar y nutrir relaciones significativas, hemos sido testigos de un incremento en la autoridad basada en el estrellato en lugar de la cercanía. Esta misma tendencia se evidencia en la iglesia. El hecho de que alguien ejerce un ministerio amplio no significa que debemos automáticamente confiarle a esa persona autoridad sobre nuestra vida, fe o congregación. Tal como lo han demostrado muchos actores, políticos y pastores, es posible construir una plataforma amplia sin el respaldo del carácter, la inteligencia o las habilidades para ejercer una fiel influencia sobre otros. Aun así, neciamente creemos que con más seguidores en Twitter, amigos en Facebook, asistentes a cultos, o suscriptores a un blog se demostrará nuestro valor y se nos garantizará mayor autoridad. Y quizás acertemos en ello, pero esa autoridad será superficial, basada en el tamaño de nuestra plataforma y no en la profundidad de nuestro espíritu. Autoridad con peso Por el camino nos perderemos de la oportunidad de construir una autoridad más perdurable y bíblica, la cual proviene de invertir tiempo en relaciones íntimas con aquellos a los que hemos sido llamados a guiar. En esto le fallé a Stacy. En mi paso por la iglesia había cultivado poco contacto personal con ella o su familia. Al no haber construido autoridad por medio de la cercanía, las estrellas se ocuparon de llenar ese vació. La solución no consiste en buscar una plataforma más amplia por medio de un programa de radio o la publicación de un libro. El antídoto a la autoridad basada en «el estrellato» es el discreto poder que resulta de la presencia pastoral.