Los nazis consiguieron su propósito y en 1944 cerrarían la maternidad de Elna, que ella había fundado. A pesar de todo, Elisabeth podía sentirse orgullosa. En cinco años había salvado más de un millar de vidas y, lo más importante, había devuelto la esperanza a aquellas personas que veían en el horizonte un futuro oscuro y sin esperanza. Esta mujer, cristiana evangélica radical y maestra de Biblia en iglesias protestantes vivió hasta el 2011, cuando a la edad de 97 años fue llamada al descanso eterno.
Elisabeth Eidenbenz nació el 12 de junio de 1913 en la ciudad suiza de Wila. Estudió magisterio y ejerció su profesión como maestra, primero en Suiza y, más tarde, en Dinamarca. Elisabeth era una mujer con profundos ideales sociales y humanísticos. A la corta edad de veinte años Eidenbenz enfrentó la terrible guerra social que se desataba en España por esos tiempos. Fue en ese conflicto donde decidió dar rienda suelta a sus sentimientos solidarios y de ayuda a los más desfavorecidos. Así, después de recibir una básica formación sobre primeros auxilios, se unió a los voluntarios de la Asociación de Ayuda a los Niños de la Guerra, que tenía como misión actuar en ayuda de la población civil en la zona republicana. El 24 de abril de 1937 la maestra, convertida en enfermera, llegaba a Madrid con el resto de voluntarios dispuesta a ayudar, sobre todo, a las madres y los niños que enfrentaban una muerte casi segura por el abandono que debían enfrentar. Finalizada la Guerra Civil Española, en la que el General Franco salió victorioso y se erigió como dictador de España, fueron muchos los exiliados que huyeron. Fue tanta la cantidad de personas que se instalaron en los campos de refugiados del sur de Francia que colapsaron a las autoridades francesas. Las mujeres embarazadas debían dar a luz en establos, en un espacio carente de cualquier garantía sanitaria. Bajo esas condiciones infrahumanas varios bebés y muchas de sus madres no sobrevivieron. Elisabeth no se resignó a ver cómo cientos de mujeres y bebés eran destinados al hambre y al frío delante de ella. En su búsqueda desesperada por encontrar una solución a aquel drama humano, Elisabeth encontró una casa abandonada junto al campo de Argelès-sur-Mer, en una localidad llamada Elna. A pesar de estar en ruinas, para ella fue la solución. Con la ayuda de hombres voluntarios, que reformaron como se pudo aquel casón viejo, consiguió organizar una maternidad que estaría en actividad desde 1939 hasta 1944 y que llegaría a salvar la vida de unos 600 niños y otras tantas mujeres. La maternidad de Elna se mantuvo primero gracias a las donaciones que llegaban de toda Europa y más adelante por su filiación a la Cruz Roja. En un primer momento las mujeres que llegaron a la maternidad venían de la España republicana, éstas fueron alrededor de 400. Pero con la subida al poder de Hitler, los refugiados llegados de Alemania, en su mayoría judíos, fueron cada vez en aumento. Se calcula que fueron unos 200 los bebés judíos que nacieron en la maternidad de Elna. Considerados como refugiados políticos, esto provocó en muchas ocasiones un dolor de cabeza para Elisabeth, pues la Cruz Roja obligaba a todas las instituciones a ella adheridas, a seguir los dictados de su política sobre neutralidad. Por ello, Elisabeth no dudó en falsificar muchos documentos de esas madres. No pasó mucho tiempo hasta que esto que acontecía en la maternidad de Elna, perdida en el sur de Francia, llegara a los oídos de la Gestapo, la policía secreta del Tercer Reich. Pero a pesar de que las amenazas fueron constantes e incluso Elisabeth fue detenida en una ocasión, el centro continuó con su trabajo humanitario. Los nazis consiguieron su propósito y en 1944 cerrarían la maternidad de Elna. A pesar de todo, Elisabeth podía sentirse orgullosa. En cinco años había salvado más de un millar de vidas y, lo más importante, había devuelto la esperanza a aquellas personas que veían en el horizonte un futuro oscuro y sin esperanza. Su historia permaneció oculta hasta que, al final de su vida, llegaron los reconocimientos públicos. En 2002 la localidad de Elna le dedicó un homenaje y el estado de Israel le entregó la Medalla de “los Justos entre las Naciones”. En años posteriores recibió otros reconocimientos como la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social otorgada por el Gobierno de España, La Cruz de San Jorge, de la Generalitat de Cataluña y la Legión de Honor, concedida por el Gobierno Francés. Elisabeth Eidenbenz pasó el resto de su vida en su hogar cerca de Viena hasta que falleció hace cuatro años atrás en Zurich, el 23 de mayo de 2011, a la edad de 97 años.
Matías Alarcón Suárez
Es graduado en años recientes del Instituto Bíblico Rio de la Plata. Se está preparando para ir de misionero a China, país en el que ya ha estado predicando. Actualmente se encuentra estudiando el idioma de ese país, mientras colabora en la Iglesia de Colegiales en Buenos Aires, Argentina.