ENRIQUE MARTYN (1781-1812) Una pequeña luz usada grandemente por Dios
MATÍAS ALARCÓN SUÁREZ
Su oración al comenzar su ministerio fue: “Amado Señor, yo también andaba en el país lejano; mi vida ardía en el pecado… quisiste que yo regresase, ya no más un tizón para extender la destrucción, sino una antorcha que resplandezca por Ti ¡Heme aquí entre las tinieblas más densas, salvajes y opresivas del paganismo. Ahora, Señor, quiero arder hasta consumirme enteramente por Ti!”
Después de estar un tiempo alejado del camino del Señor, Enrique Martyn reconoció que lejos de Él no era nada; fue así que, en medio de las costas de una playa en India, elevó la siguiente oración: “Amado Señor, yo también andaba en el país lejano; mi vida ardía en el pecado… quisiste que yo regresase, ya no más un tizón para extender la destrucción, sino una antorcha que resplandezca por Ti. ¡Heme aquí entre las tinieblas más densas, salvajes y opresivas del paganismo. Ahora, Señor, quiero arder hasta consumirme enteramente por Ti!”. Fue esta oración la que lo mantuvo ardiente y lo motivó a seguir adelante en toda su labor evangelística en la India.
Por su trabajo y la entrega de su vida a costa de su salud, Enrique Martyn es conocido como la persona más heroica de la historia de la iglesia en Inglaterra. Su deseo de llevar el mensaje de salvación a los pueblos que nunca habían sido evangelizados se convirtió en el más fervoroso plan de su corta vida.
Martyn no disponía de mucho tiempo para llevar a cabo su tarea evangelizadora ya que, al igual que su padre, padecía de tuberculosis. Fue este apuro el que lo llevó a gastar su vida en la predicación de Cristo y a llevar a muchos a la salvación de sus almas. Sus prédicas no estaban plagadas de buena dicción ni de mucha sabiduría, de hecho él se dirigía a las personas como “un moribundo predicando a moribundos espirituales”.
Dedicó su vida a la predicación del Evangelio y a la traducción parcial de la Biblia en idioma hindi, indostaní y persa; estamos refiriéndonos a la traducción de las Sagradas Escrituras al idioma de una cuarta parte de la población mundial. En 1805 Enrique Martyn se embarcó rumbo a India, lugar donde sacrificaría su vida por la salvación de los perdidos. Sus palabras al comenzar su ministerio evangelístico entre los indios fueron las siguientes: “Si vivo o muero, que Cristo sea glorificado por la cosecha de multitudes para Él”. Seis años y medio más tarde de haber arribado a India, Enrique Martyn partió con el Señor a los 31 años de edad. Gastó sus últimos años en evangelizar a las castas indias y en dejarles el mayor legado y tesoro que una cultura puede tener: La Biblia en su propio idioma. Sus últimos días fueron predicando a Cristo y llevando almas a la salvación.
Matías Alarcón Suárez
Es graduado en años recientes del Instituto Bíblico Rio de la Plata. Se está preparando para ir de misionero a China, país en el que ya ha estado predicando. Actualmente se encuentra estudiando el idioma de ese país, mientras colabora en la Iglesia de Colegiales en Buenos Aires, Argentina.