GRANDES PREDICADORES Y PREDICADORAS
Actitudes, características y destrezas en su predicación OSVALDO L. MOTTESIUna necesidad imperiosa de quienes predicamos, es escuchar buenos sermones. Para quienes ocupamos el púlpito cada semana esto es una experiencia inusual, que deberíamos procurar más intencionalmente. Cuando tengo tal oportunidad, es una bendición especial para mí escuchar a un buen predicador o predicadora. En especial, por el alimento y desafío que a través de La Palabra mi vida recibe y experimenta. Pero también por lo que puedo aprender como predicador de mis colegas. Aunque al sentarnos a escuchar debiéramos idealmente olvidarnos que también solemos predicar, esto es imposible. Siempre está y estará presente nuestro espíritu evaluador.
Durante toda mi vida he sido bendecido por el ministerio de grandes predicadores y predicadoras. Ellos fueron y son mis mentores, pastores y colegas. Además, por más de medio siglo he tenido la oportunidad de ver, escuchar y evaluar a centenares de mis estudiantes en los laboratorios de predicación a mi cargo. Todo esto me ha permitido, como un enamorado de la predicación y de su enseñanza, detectar las actitudes, características y destrezas que grandes predicadores y predicadoras tienen en común. Después de todo, la ciencia y el arte de la homilética es la asimilación y sistematización, adaptación y contextualización de principios, algunos tan antiguos como la misma predicación. Les comparto telegráficamente veinticuatro realidades, siempre presentes, que he encontrado y encuentro en quienes considero grandes predicadores y predicadoras de las últimas cinco décadas:
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