LA BILIA Y LA VIDA: EL ABORTO
OSVALDO L. MOTTESICompartimos el texto resumido de la entrevista radial realizada al autor por el Pastor Pablo Rincón sobre el tema. El programa fue emitido el 8 de marzo de 2018 -Día Internacional de la Mujer- por FM Libertad, una emisora cristiana de la Patagonia Argentina.
Pregunta: ¿Porqué tiene usted interés en abordar, considerar el tema del aborto?
Desde el inicio de este siglo XXI, todos los años se realizan más de sesenta millones de abortos documentados en el mundo. Esta cifra, que es solo la de los procedimientos comprobados, es superior a la población de muchos países del mundo, entre los que se incluye la Argentina. En estos días se ha reavivado en nuestro país el diálogo sobre este tema. El actual proyecto de ley de una posible despenalización del aborto, está llamando a un compartir responsable y respetuoso de las diferentes posiciones al respecto. Por eso creo que los cristianos y cristianas evangélicos debemos volver a hacer clara nuestras convicciones sobre esta realidad. Y no digo opiniones, sino convicciones, las que marcan pautas éticas claras para nuestras vidas. Por más de cuatro décadas como profesor de religión y sociedad en dos seminarios evangélicos, he enseñado curso de ética cristiana y ética pastoral. Esto me ha llevado a investigar sobre este tema. Ante la gentil invitación del querido amigo Pastor Pablo Rincón, solo creo oportuno compartir las enseñanzas fundamentales que nos entrega la Biblia sobre el particular. Para los cristianos y cristianas evangélicos, la Biblia es nuestra suprema autoridad en materia de fe y conducta. Si la Iglesia es el cuerpo de Cristo, la Biblia es entonces su conciencia, su alma, la vida misma de la Iglesia. Los cristianos y cristianas evangélicos no dependemos de ningún otro documento o autoridad, aparte de la Biblia, como guía en nuestra vida cristiana. Lo que dice o enseña la Biblia, correctamente interpretada para nuestro tiempo, es la base fundamental para nuestras opiniones y opciones, para nuestras convicciones y decisiones. ¿Qué queremos decir al usar la expresión “la Biblia correctamente interpretada para nuestro tiempo”? Simplemente señalar que una correcta interpretación de la Palabra de Dios demanda dos experiencias interrelacionadas, ambas bajo la dirección irreemplazable del Espíritu Santo. La primera es: descubrir y respetar en su plenitud el mensaje o la enseñanza original que cada autor, iluminado especialmente por el Espíritu Santo, ha intentado comunicar a través de su texto a los receptores y receptoras primarios del mismo. Por ejemplo, el mensaje de Pablo dirigido a los romanos o a los colosenses, o la enseñanza de Santiago a las doce tribus de Israel. La segunda es: dar el necesario salto histórico y lingüístico, social y cultural a nuestros días, para hacer ese mensaje original entendible, claramente comprensible a nuestro tiempo. Es decir, hacer labor de transculturación, hacer viva y actual la misma verdad y sus implicaciones para la vida cristiana. Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca del aborto?" La Biblia nunca reflexiona ni expone sistemáticamente sobre el problema del aborto. Sin embargo, hay numerosas menciones en la Escritura que hacen totalmente clara la visión de Dios sobre el aborto. Por lo tanto, ellas son enseñanza y guía para nosotros y nosotras hoy. 1. Para comenzar, en el libro del profeta Jeremías, en el cap.1, vv. 4 y 5 la Palabra nos dice que Dios nos conoce antes de formarnos en el vientre materno. El profeta está dando testimonio de su vocación y dice: La palabra del Señor vino a mí: «Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones». Nuestro Dios creador conoce todo lo que somos y habremos de ser. Todo lo que somos aun desde antes de nacer. 2. Por otra parte, el Salmo 139:13-16 nos habla muy claramente de la iniciativa y el papel activo de Dios en nuestra creación y formación en la matriz de nuestras madres: Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos. Nuestra vida no es fruto de un accidente sexual fortuito. Somos lo que somos porque Dios tuvo, tiene y tendrá un propósito para con nuestras vidas. Aun antes de nacer, éramos parte del plan del Dios creador. Por lo tanto, para los cristianos y cristianas, el aborto no es un asunto de elección, a partir de los derechos de la mujer. Es un asunto de la vida o la muerte de un ser humano hecho a la imagen de Dios. Pregunta: ¿Cuáles considera usted que son hoy los argumentos que más se oponen a la enseñanza bíblica sobre el aborto? 1. El primer argumento que se levanta siempre contra la posición cristiana bíblica sobre el aborto es, “¿Qué sucede en los casos de violación y/o incesto?”. Para cualquier mujer, el quedar embarazada como resultado de una violación o un incesto es tan horrendo como lo es matar el fruto de este acto sexual que es -a todas luces- criminal. ¿El hacer asesinar a un bebé es la respuesta? ¡De ninguna manera! Aquí se aplica la sabiduría tan antigua como la misma experiencia humana, aquella que afirma que: dos errores jamás producen un acierto. El niño o niña que es el resultado de una violación o de incesto, puede ser dado en adopción a una pareja cariñosa que no pueda tener hijos propios –o el niño puede ser criado por su madre, su abuela materna o algún otro pariente cercano. Estas no son solo posibilidades teóricas, sino opciones ya tomadas en muchos casos a través de los años, que han resultado en experiencias de vida muy positivas. Insistimos, el bebé no debe ser castigado por los actos malvados de su padre biológico, sea éste un incestuoso o un violador. Las características del acto sexual que resulta en un embarazo no habilitan a nadie a tomar la vida del ser humano en gestación. 2. El segundo argumento que usualmente se levanta contra la posición cristiana sobre el aborto es, “¿Y qué sucede cuando la vida de la madre está en riesgo?”. Honestamente, esta es la pregunta más difícil de responder en cuanto al tema del aborto. Constituye un verdadero dilema ético. Trataré entonces, con el mayor cuidado, de responder brevemente: Primero, recordemos que el caso de riesgo para la vida de la mujer embarazada, es una realidad clínica concreta en menos del uno por ciento de todos los abortos hechos en el mundo actual. Y esto no es mi afirmación, sino la de diferentes instituciones y agencias internacionales que trabajan en estas investigaciones científicas sin preconceptos de ninguna clase. Estamos entonces hablando de casos excepcionales. La ética médica, entre otras disciplinas, ha dedicado ya décadas a la investigación para aportar respuestas a estos casos de excepción, que no hacen a la regla. Hoy, en esta sociedad lúdica que idolatra la belleza física, la belleza según Hollywood y no la belleza humana integral según la Biblia; en esta sociedad que ha hecho de la estética una religión, hay muchísimas más mujeres que tienen abortos porque no quieren -según ellas- arruinar sus cuerpos, que mujeres que tienen abortos para salvar sus propias vidas. Segundo y finalmente sobre esto, tal pregunta solo puede ser decidida entre el esposo, la esposa y Dios. Cualquier pareja que enfrente esta situación extremadamente difícil deberá orar al Señor por sabiduría. El apóstol Santiago enfatiza: Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. (1:5). En última instancia, estas situaciones agónicas, que son situaciones-límite en nuestras vidas, nos desafían a asumir nuestra responsabilidad personal delante de Dios. Nada ni nadie puede ni debe reemplazar nuestra propia responsabilidad personal. En casos de adolescentes es, también y en especial, la responsabilidad de sus progenitores. No puede ni debe haber nada ni nadie, sino nosotras, nosotros delante de Dios, quienes debemos asumir nuestra responsabilidad en la mayordomía, es decir la administración de nuestras vidas. Recordemos -para cerrar sobre este particular- lo que es una realidad siempre abierta y esperanzadora. Y esta es que Dios es un Dios de milagros. Dios puede preservar la vida de una madre y su bebé, a pesar de que todos los pronósticos médicos estén en su contra. Aunque, repito y repetiré hasta el cansancio, esta convicción es válida por bíblica y real, pero no elimina ni siquiera disminuye nuestra última responsabilidad personal. 3. No deseo continuar sin afirmar ya algo importantísimo para quienes han sido responsables de abortos. El pecado del aborto no es menos perdonable que cualquier otro pecado. A través de nuestra fe en JesuCristo este, como cualquier otro y todos los pecados humanos, pueden ser y son perdonados: El mensaje central del Evangelio afirma: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Jn 3:16). Y el testimonio personal del apóstol Pablo lo reitera, cuando afirma escribiendo a los romanos: Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, 2 pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. (Ro 8:1-2). Una mujer que ha tenido un aborto, o un hombre que ha decidido y/o animado un aborto, o aún un doctor que los ha ejecutado, todos reciben el perdón por la fe y arrepentimiento sincero en Cristo Jesús. Pregunta: ¿Cuáles serían entonces -a la luz de todo lo que nos ha expuesto hasta aquí- sus conclusiones teológicas sobre el aborto? Claro Pablo, aquí necesitamos recapitular. Y esto nos permite llegar a dos premisas u muy obvios presupuestos teológicos y a una conclusión: Premisa o presupuesto #1: Es equivocado moralmente asesinar a una persona. Premisa o presupuesto #2: El bebé no nacido aún es ya una persona. Conclusión: Por lo tanto, es equivocado moralmente asesinar a un bebé no nacido. Premisa o presupuesto ético #1: Es equivocado moralmente asesinar a una persona. En general, existen muy pocas objeciones a la noción de que es equivocado asesinar a una persona. El asesinato es la apropiación ilegal de la vida de alguien. Nadie tiene ni jamás tendrá el derecho de decidir la supresión de la vida de nadie. Ni aun en nombre de la ley. Por eso para mí, como cristiano radical en mis convicciones, la pena de muerte es un asesinato. Premisa o presupuesto ético #2: El bebé no nacido aun es ya una persona. Esta es el presupuesto discutido por muchas personas y grupos en nuestra cultura hoy día. De ahí surgen las especulaciones, muchas barnizadas de carácter científico, acerca de cuantas semana de gestación son necesarias para que el embrión o feto se transforme en persona. No podemos entrar, por razones de tiempo y enfoque, en este asunto. Solo reiteramos que muchas afirmaciones bíblicas enseñan claramente que el bebé no nacido es una persona desde el mismo inicio de su gestación. Podemos mencionar algunos ejemplos: 1. La Biblia usa pronombres personales para describir a los hijos e hijas aun no nacidos; declarándoles además, sus futuras acciones. Como ya mencionáramos, el libro del profeta Jeremías, cap. 1, v. 5, dice: “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones”. En el evangelio de Mateo 1:18-21 dice, entre otras cosas lo siguiente acerca de la concepción y nacimiento de Jesús: El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero, antes de unirse a él, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto. Pero, cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». El hecho de que el ángel le dice a José, “…porque ella ha concebido”; la RV traduce: lo que ella ha engendrado…” indica, que Jesús era -como todos los seres humanos- una persona plena al momento mismo de su concepción. Una persona, con un destino específico y especial. ¿Por qué decimos esto? Porque JesuCristo es Dios hecho plena y perfectamente humano, modelo de humanidad plena. Entonces, lo mismo, exactamente lo mismo ocurre con todos los seres humanos aun no nacidos. 2. En la Biblia los aun no nacidos experimentan emociones personales y son llamados hijos por sus madres. Por ejemplo, en Lucas 1:41 al 44, encontramos el relato del encuentro de María, en su período inicial de embarazo, con su anciana prima Isabel o Elisabeth - que estaba en avanzado estado de gestación de Juan El Bautista. Allí dice lo siguiente: “Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se le estremeció en el vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo: -¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! ¿Quién soy yo, para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Pues tan pronto como oí tu saludo, mi hijo se estremeció de alegría en mi vientre (Versión Dios Habla Hoy). Dos breves pero importantes comentarios aquí; 1) Juan El Bautista, aun feto en el vientre de su madre, es estremecido por la presencia de otro embrión aun no nacido, Jesús de Nazaret, su primo y Señor, Aquel que luego Juan anunciaría al pueblo de Israel. 2) Isabel, como toda madre normal, llama hijo a los aun no nacidos: el feto de Juan, su propio hijo a punto de nacer, y el embrión de Jesús en el vientre de María y en el comienzo de su gestación. 3. Los aun no nacidos o nacidas son nombrados, llamados y vocacionados por Dios antes del nacimiento. Casi haciéndose eco de la comisión profética de Jeremías, que leímos ya en Jeremías 1:5, el profeta Isaías testifica de su llamado al ministerio profético en el cap. 49, v. 1 de su libro: “Escúchenme, costas lejanas, oigan esto, naciones distantes: El Señor me llamó antes de que yo naciera, en el vientre de mi madre pronunció mi nombre.” 4. Los aun no nacidos o nacidas son conocidos personal e íntimamente por Dios de la misma forma como conocería a cualquier otra persona. David en el Salmo 139:13-16, texto al cual volvemos por su importancia sobre nuestro tema, dice: “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos. Concluimos entonces que: Definitivamente la Biblia sí enseña que los no nacidos son personas, porque poseen atributos personales y son descritos con pronombres personales. Así como los aun no nacidos son llamados hijos durante su concepción, el embrión de Jesús también fue llamado hijo. Somos nombrados, llamados y vocacionados por Dios antes del nacimiento y somos también conocidos por Dios como cualquier otra persona. Debido a que el aborto es asesinar a una persona, el aborto, es una gravísima equivocación moral. Pregunta: ¿Desearía hacer algún comentario final? Si, deseo destacar que la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, conocida por sus siglas como ACIERA, recuerda que cada 25 de marzo en nuestro país se conmemora el “Día del Niño por Nacer”. Argentina ha sido el primer país del mundo en reconocer la necesidad de hacer un alto un día en particular, para reflexionar sobre los argentinos/as que aún no han nacido. El 1º de agosto de 2015 entró en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, aprobado en octubre de 2014 por ley 26994. El artículo 19 de esta ley en vigencia dispone que la existencia de la persona humana comienza con la concepción. Observemos que esta Ley de la nación reconoce que los bebés en gestación YA SON personas. Por todo lo anterior, como cristianos evangélicos, hombres y mujeres que basamos nuestra fe y nuestra vida, nuestras decisiones y acciones en la Biblia, la Palabra de Dios, reiteramos nuevamente solo las siguientes tres afirmaciones: 1. La vida es el don más grande dado por Dios a los seres humanos. La vida humana es distinta a todos los demás tipos de vida en la Creación, pues somos creados, creadas “a imagen y semejanza del Creador”. Por eso sólo el Creador puede otorgarla o quitarla. Todo ser humano tiene un valor inviolable y es especial, único e irrepetible. El derecho a la vida es un derecho natural inherente a todo ser humano independientemente de su ideología o sexo, cultura y religión. El derecho a la vida es anterior a la creación del Estado. Por lo tanto ninguna legislación humana puede ni debe vulnerarlo. Cualquier atentado contra vidas en gestación es contrario al plan perfecto de aquel a quien la Biblia llama “el autor de la vida”. 2. La vida humana comienza desde el mismo momento de la concepción. Y esta afirmación no es de origen confesional o de origen religioso, sino un hecho científicamente comprobado. Con la fecundación comienza la existencia de un ser vivo genéticamente diferenciable aun de sus mismos progenitores. El embrión tiene alma y experimenta emociones propias de toda personalidad. La persona por nacer tiene la misma dignidad humana que la persona ya nacida. A partir del mismo momento de la concepción, existen dos vidas humanas, la de la mujer gestante y la del embrión. Ambas deben protegerse por todos medios a nuestro alcance. 3. La Biblia enseña que, en lugar del aborto que significa muerte, la adopción es una realidad preciosa, y una metáfora de la salvación y la vida presente y eterna. La adopción de un niño o niña “no deseado” es quizás la mejor analogía de lo que Dios hace cuando salva a alguien de la muerte del pecado. En la salvación, Dios toma a una persona que fue su enemigo o enemiga, y lo trae a su familia. Dios hace de ese enemigo un hijo hija, y luego un heredero o heredera. Una persona que era indeseable en el mundo, es deseada en JesuCristo. Una persona sin futuro, sin esperanza, sin hogar en este mundo -en JesuCristo es adoptado como hijo, hija de Dios. El JesuCristo encuentra mucho más que un hogar. Recibe una nueva identidad, encuentra una esperanza y hereda un futuro. Esta analogía habla de una verdad que los niños y niñas que son criados por sus padres biológicos nunca pueden apreciar plenamente. Pero para aquellos niños y niñas afortunados por ser traídos a este mundo y luego adoptados, siempre tendrán una imagen alrededor de ellos del poderoso amor de Dios a través de Cristo. La Biblia condena el aborto como sinónimo de muerte, pero celebra la adopción como una realidad maravillosa de vida. Verdadero cuadro de la vida eterna. ¡La respuesta no es abortar, sino adoptar! Nada más. |