LA NAVIDAD DE LUIS
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Sin duda la Navidad es uno de los días más festivos en el mundo. Desde principios de diciembre vemos los grandes centros comerciales con sus preparativos para acaparar clientes con motivos navideños. Lo mismo ocurre con todo los tipos de comercios. ¡Inclusive adornan avenidas enteras!
La Navidad en estos tiempos significa muchas cosas: para los comerciantes grandes ganancias; para la familia es el día del reencuentro, alegría y festejos; para los chicos el día que reciben los regalos. Lógicamente esta Navidad también es motivo de algunas “preocupaciones” tales como acordar el lugar de reuniones, la comida de la noche buena, los regalos, etc.
Este es el espíritu navideño de la actual sociedad de consumo, y cuanto más rico es el país, mas despilfarro de dinero en adornos y fiestas. Algunos decoran ingenua y alegremente la casa entera abusando de la riqueza material sin darse cuenta que ellos mismos se han convertido en los miserables espirituales.
Esa Navidad tiene su contracara, el lado oscuro que la sociedad prefiere ignorar: son las navidades de los pobres, los desocupados, los encarcelados, los abandonados por la sociedad a su suerte, los frustrados en completo desamparo y soledad, los sin esperanzas que deciden emborracharse, drogarse o aun quitarse la vida. Para estos la Navidad es una fecha cruel.
¡Ay! de la Navidad del llamado mundo civilizado, el mundo de la cultura cristiano-occidental, mundo desigualitario y cruel, mundo en donde un abuelo con cara de bonachón, “Papa Noel” con su ya clásica barba blanca y vestimenta de color rojo y blanco es un diseño registrado de Coca-Cola y donde los infaltables arbolitos de Navidad con sus lucecitas de colores son “made in China”.
¿Pero que es la Navidad? ¿Qué es lo que se celebra?
La Navidad es nada más y nada menos que la natividad de Jesús, se celebra el
nacimiento Jesucristo, la encarnación de Dios Hijo Nuestro Señor y Salvador. En realidad Jesús no nació el 25 de diciembre. En esta fecha rendía culto al dios Sol de Persia llamado Mitras. Se celebraba el 25 de diciembre, porque en el hemisferio norte ese día comienza el solsticio y la Iglesia, allá por el año 400 DC, considero que como Jesús es el verdadero Sol de la Justicia creyeron conveniente que en esa fecha se celebrara el nacimiento de Jesús. Desde entonces los “cristianos” de todo el mundo celebramos la Navidad, el día del nacimiento del Salvador (Cf. Mt 1:21); “Porque de tal manera Dios amo al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16). La Navidad es el día en que Dios nos pone de manifiesto su amor por los hombres ya que es el “inicio” o la “puesta en marcha” de la acción redentora haciendo cargar a su hijo todos los pecados de la humanidad para nuestra Salvación.
Pero con el correr de los tiempos, esa gratitud hacia el Señor se fue perdiendo paulatinamente hasta llegar a ser la Navidad de hoy. Tanto en las iglesias cristianas de todo el mundo como en los hogares se llenan de adornos navideños pero sospecho que poco o nada del verdadero del verdadero amor cristiano, amor a Dios y al prójimo.
Siendo la Navidad el “cumpleaños” de Jesús es obvio que el verdadero protagonista y cumpleañero es Jesús por eso vale preguntarnos si no nos habremos olvidado de Él en esta Navidad. ¿Cómo festeja Jesús su cumpleaños en el cielo? La Escritura dice: “¡Él está a la derecha de Dios intercediendo y rogando a Dios por nosotros!” (cf. Ro 8:34)
En las Navidades mientras que el mundo pudiente adorna sus negocios y casas, y mientras que comen los más sabrosos, ricos y exquisitos manjares y descorchan los mejores vinos y champagnes hasta embriagarse, olvidando a los miles de personas que día a día mueren de inanición en el mundo; el protagonista de la fiesta Jesús, intercede a Dios por nosotros los pecadores, los duros de corazón, que recordemos que su Navidad no fue muy feliz.
Conforme a la Escritura Jesús desde antes de nacer ya corrió serios peligros en su vida, tampoco tuvo lugar ideal para nacer, ya que nació y fue recostado en un pesebre (Lc 2:7-16).
Jesús al poco tiempo de nacer tuvo que ser llevado de exilio a Egipto porque Herodes lo quería matar (Mt 2:13-14). Nació en una familia muy pobre ya que su familia no tuvo dinero para ofrendar en el templo conforme a la Ley una ternera o un cordero (Lev 12:8) y ofrendó dos pichones de paloma como lo hacían los extremadamente pobres (Lc 2:24).
Trabajó hasta los 30 años y cuando ejerció su ministerio dijo en una ocasión que las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero que él no tenía donde recostarse su cabeza (Lc 9:58). Jesús era tan pobre que no tuvo fondos ni siquiera para sostener su propio ministerio y por eso necesitó de varias mujeres entre ellas Juana, Susana que aportaron sus propios recursos (Lc 8:2-3). Nunca anduvo a caballo siempre anduvo a pie, solamente subió a un pollino (asno joven) pero esto ocurrió al solo efecto de dar por cumplido la profecía (Mt 21:5). Padeció de toda injuria, calumnia y fue muerto como el peor pecador y delincuente en la cruz, y como era pobre tampoco tenía tumba donde ser sepultado, pero hubo un hombre llamado José de Arimatea que cedió el sepulcro de su propiedad para el cuerpo sin vida Jesús (Mt 27:60)
¿Cómo pasó la Navidad Jesús? A la luz de la Escritura podemos concluir sin temor a equivocarnos que la Navidad de Jesús fue el inicio del sufrimiento.
¿Cómo pasaremos nosotros la Navidad? La Navidad no es ocasión para “hacer” ni “salvar” una temporada. La Navidad no es meramente un día feriado en la cual se reúne la familia para comer, beber y hacerse regalos mutuamente. La Navidad no es solamente adornar las casas y las iglesias con arbolitos, luces y pesebres. La Navidad debe ser momentos de reflexión sobre el amor de Dios, de la gracia de Jesucristo. La navidad es el momento oportuno de renovar nuestro compromiso de amor a Dios y al prójimo, que es el máximo mandamiento (Mt 22: 36-40). La mejor –sino la única– manera de amar a Dios, es amando el prójimo, porque como dice la Biblia el que no ama a su hermano –al prójimo, al ser humano– a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. (1Jn 4:20-21)
La Navidad tampoco consiste simplemente en dar un pan dulce y un poco de vino a los pobres y explotados para justificar así el rico que ha obrado bien, esto es humillante y denigrante a la condición humana, sino que el verdadero espíritu navideño consiste en ser justos con los que menos tienen, distribuir equitativamente a todos los hombres del mundo de todo lo necesario para que puedan vivir como un ser humano, un hermano nuestro hecho a imagen y semejanza de Dios, procurar dar respeto, vivienda, igualdad de oportunidades, educación, trabajo, etc. Creo que este era el sentir del canta-autor santafecino León Gieco en su canción titulada “La Navidad de Luis”:
La Navidad en estos tiempos significa muchas cosas: para los comerciantes grandes ganancias; para la familia es el día del reencuentro, alegría y festejos; para los chicos el día que reciben los regalos. Lógicamente esta Navidad también es motivo de algunas “preocupaciones” tales como acordar el lugar de reuniones, la comida de la noche buena, los regalos, etc.
Este es el espíritu navideño de la actual sociedad de consumo, y cuanto más rico es el país, mas despilfarro de dinero en adornos y fiestas. Algunos decoran ingenua y alegremente la casa entera abusando de la riqueza material sin darse cuenta que ellos mismos se han convertido en los miserables espirituales.
Esa Navidad tiene su contracara, el lado oscuro que la sociedad prefiere ignorar: son las navidades de los pobres, los desocupados, los encarcelados, los abandonados por la sociedad a su suerte, los frustrados en completo desamparo y soledad, los sin esperanzas que deciden emborracharse, drogarse o aun quitarse la vida. Para estos la Navidad es una fecha cruel.
¡Ay! de la Navidad del llamado mundo civilizado, el mundo de la cultura cristiano-occidental, mundo desigualitario y cruel, mundo en donde un abuelo con cara de bonachón, “Papa Noel” con su ya clásica barba blanca y vestimenta de color rojo y blanco es un diseño registrado de Coca-Cola y donde los infaltables arbolitos de Navidad con sus lucecitas de colores son “made in China”.
¿Pero que es la Navidad? ¿Qué es lo que se celebra?
La Navidad es nada más y nada menos que la natividad de Jesús, se celebra el
nacimiento Jesucristo, la encarnación de Dios Hijo Nuestro Señor y Salvador. En realidad Jesús no nació el 25 de diciembre. En esta fecha rendía culto al dios Sol de Persia llamado Mitras. Se celebraba el 25 de diciembre, porque en el hemisferio norte ese día comienza el solsticio y la Iglesia, allá por el año 400 DC, considero que como Jesús es el verdadero Sol de la Justicia creyeron conveniente que en esa fecha se celebrara el nacimiento de Jesús. Desde entonces los “cristianos” de todo el mundo celebramos la Navidad, el día del nacimiento del Salvador (Cf. Mt 1:21); “Porque de tal manera Dios amo al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16). La Navidad es el día en que Dios nos pone de manifiesto su amor por los hombres ya que es el “inicio” o la “puesta en marcha” de la acción redentora haciendo cargar a su hijo todos los pecados de la humanidad para nuestra Salvación.
Pero con el correr de los tiempos, esa gratitud hacia el Señor se fue perdiendo paulatinamente hasta llegar a ser la Navidad de hoy. Tanto en las iglesias cristianas de todo el mundo como en los hogares se llenan de adornos navideños pero sospecho que poco o nada del verdadero del verdadero amor cristiano, amor a Dios y al prójimo.
Siendo la Navidad el “cumpleaños” de Jesús es obvio que el verdadero protagonista y cumpleañero es Jesús por eso vale preguntarnos si no nos habremos olvidado de Él en esta Navidad. ¿Cómo festeja Jesús su cumpleaños en el cielo? La Escritura dice: “¡Él está a la derecha de Dios intercediendo y rogando a Dios por nosotros!” (cf. Ro 8:34)
En las Navidades mientras que el mundo pudiente adorna sus negocios y casas, y mientras que comen los más sabrosos, ricos y exquisitos manjares y descorchan los mejores vinos y champagnes hasta embriagarse, olvidando a los miles de personas que día a día mueren de inanición en el mundo; el protagonista de la fiesta Jesús, intercede a Dios por nosotros los pecadores, los duros de corazón, que recordemos que su Navidad no fue muy feliz.
Conforme a la Escritura Jesús desde antes de nacer ya corrió serios peligros en su vida, tampoco tuvo lugar ideal para nacer, ya que nació y fue recostado en un pesebre (Lc 2:7-16).
Jesús al poco tiempo de nacer tuvo que ser llevado de exilio a Egipto porque Herodes lo quería matar (Mt 2:13-14). Nació en una familia muy pobre ya que su familia no tuvo dinero para ofrendar en el templo conforme a la Ley una ternera o un cordero (Lev 12:8) y ofrendó dos pichones de paloma como lo hacían los extremadamente pobres (Lc 2:24).
Trabajó hasta los 30 años y cuando ejerció su ministerio dijo en una ocasión que las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero que él no tenía donde recostarse su cabeza (Lc 9:58). Jesús era tan pobre que no tuvo fondos ni siquiera para sostener su propio ministerio y por eso necesitó de varias mujeres entre ellas Juana, Susana que aportaron sus propios recursos (Lc 8:2-3). Nunca anduvo a caballo siempre anduvo a pie, solamente subió a un pollino (asno joven) pero esto ocurrió al solo efecto de dar por cumplido la profecía (Mt 21:5). Padeció de toda injuria, calumnia y fue muerto como el peor pecador y delincuente en la cruz, y como era pobre tampoco tenía tumba donde ser sepultado, pero hubo un hombre llamado José de Arimatea que cedió el sepulcro de su propiedad para el cuerpo sin vida Jesús (Mt 27:60)
¿Cómo pasó la Navidad Jesús? A la luz de la Escritura podemos concluir sin temor a equivocarnos que la Navidad de Jesús fue el inicio del sufrimiento.
¿Cómo pasaremos nosotros la Navidad? La Navidad no es ocasión para “hacer” ni “salvar” una temporada. La Navidad no es meramente un día feriado en la cual se reúne la familia para comer, beber y hacerse regalos mutuamente. La Navidad no es solamente adornar las casas y las iglesias con arbolitos, luces y pesebres. La Navidad debe ser momentos de reflexión sobre el amor de Dios, de la gracia de Jesucristo. La navidad es el momento oportuno de renovar nuestro compromiso de amor a Dios y al prójimo, que es el máximo mandamiento (Mt 22: 36-40). La mejor –sino la única– manera de amar a Dios, es amando el prójimo, porque como dice la Biblia el que no ama a su hermano –al prójimo, al ser humano– a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. (1Jn 4:20-21)
La Navidad tampoco consiste simplemente en dar un pan dulce y un poco de vino a los pobres y explotados para justificar así el rico que ha obrado bien, esto es humillante y denigrante a la condición humana, sino que el verdadero espíritu navideño consiste en ser justos con los que menos tienen, distribuir equitativamente a todos los hombres del mundo de todo lo necesario para que puedan vivir como un ser humano, un hermano nuestro hecho a imagen y semejanza de Dios, procurar dar respeto, vivienda, igualdad de oportunidades, educación, trabajo, etc. Creo que este era el sentir del canta-autor santafecino León Gieco en su canción titulada “La Navidad de Luis”:
Toma Luis, mañana es Navidad
un pan dulce y un poco de vino
ya que no puedes comprar.
Toma Luis, llévalo a tu casa
y podrás junto con tu padre
la Navidad festejar.
Mañana no vengas a trabajar
que el pueblo estará de fiesta
y no habrá tristezas.
Señora, gracias por lo que me da
pero yo no puedo esto llevar
porque mi vida no es de Navidad.
Señora, cree que mi pobreza
llegará al final comiendo pan
el día de Navidad.
Mi padre me dará algo mejor
me dirá que Jesús es como yo
y entonces así podré seguir viviendo.
un pan dulce y un poco de vino
ya que no puedes comprar.
Toma Luis, llévalo a tu casa
y podrás junto con tu padre
la Navidad festejar.
Mañana no vengas a trabajar
que el pueblo estará de fiesta
y no habrá tristezas.
Señora, gracias por lo que me da
pero yo no puedo esto llevar
porque mi vida no es de Navidad.
Señora, cree que mi pobreza
llegará al final comiendo pan
el día de Navidad.
Mi padre me dará algo mejor
me dirá que Jesús es como yo
y entonces así podré seguir viviendo.
Ruego a Dios Padre que en esta navidad nazca en cada uno de nuestros corazones el verdadero espíritu navideño, el espíritu de Jesucristo, el espíritu de Justicia y misericordia, el espíritu de amor a Dios y al prójimo.
Ruego a Dios Padre que no haya más en la Argentina, ni en el mundo más Navidades de hambre y dolor, que no haya más “Navidades de Luis”. Amén.
Ruego a Dios Padre que no haya más en la Argentina, ni en el mundo más Navidades de hambre y dolor, que no haya más “Navidades de Luis”. Amén.
Juan Kon Yung Park
es pastor, ministro carcelario y abogado en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.