NUESTRA ESPERANZA EN LA INCERTIDUMBRE
o ¿En quién confiamos realmente? OSVALDO L. MOTTESISermón predicado la noche del sábado 10 de octubre de 2020 en la ciudad de Río Gallegos, Argentina, en la Convención Anual, Nacional e Internacional de La Patagonia Sur, del Movimiento Cristiano y Misionero.
Texto: Jeremías 17: 5-10 (NVI).
1. Desde hace más de siete meses, el mundo está siendo impactado por una pandemia jamás antes imaginada. Esto nos condenó al confinamiento y a la separación. Estamos llenas, llenos de impaciencias y de temores. Nuestra vida ha sido afectada en múltiples dimensiones. En lo físico y lo emocional. En lo personal y lo familiar. En lo laboral, lo económico y lo social. 2. Toda, absolutamente toda n/realidad, está siendo sacudida por un verdadero sunami de INSEGURIDAD. Y la causa central de nuestra inseguridad es la INCERTIDUMBRE. Este es el año de la mayor y más compleja incertidumbre en nuestras vidas. Es igual, vivamos donde vivamos. Esto es mundial y afecta, con diferente intensidad, a toda la sociedad. Vivimos un tiempo de incertidumbre total. INCERTIDUMBRE ES EL NOMBRE DE N/TIEMPO. 3. LA CIENCIA, mediante la investigación y la medicina, nos ofrece sus respuestas. Son consejos y planes correctos y para nuestro bien. Son fruto de trabajo seria y gran esfuerzo. Unos procuran curar a quienes enferman hoy. Otros buscan protegernos con una vacuna, y luchan por ella. Damos gracias a Dios por nuestros héroes y heroínas. Están en miles de los hospitales y laboratorios del mundo. Debemos apoyarlos y orar, para que Dios les ilumine y los fortalezca. 4. LOS GOBIERNOS en c/país, generan -c/día- nuevos proyectos. Todos a corto plazo. La incertidumbre no permite más. Gobiernos y sus gobernados difieren entre sí. Todo el mundo opina y protesta, obedece y desobedece. HAY UNA CRISIS DE GOBERNABILIDAD MUNDIAL, PORQUE HAY UNA PROFUNDA CRISIS DE CONFIANZA. 5. El mundo hoy, anhela CERTIDUMBRE y SEGURIDAD. Pero ambas no aparecen. La gran pregunta es hoy ¿En quién o en qué podemos confiar real y finalmente? Por eso, deseo ir hoy con ustedes a la Palabra de Dios. Esta nos ofrece una tajante enseñanza y una gloriosa certidumbre. Es en Jer., cap. 17, vv. 5 al 10, que dice: Así dice el Señor: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor! Será como una zarza en el desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien. Morará en la sequedad del desierto, en tierras de sal, donde nadie habita. »Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto». Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo? «Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras». 6. Hoy vamos a las tres afirmaciones proféticas que hemos leído, las cuales nos confirman tres realidades bíblicas fundamentales y probadas. Estas constituyen una tajante y cruda verdad, y dos prometedoras verdades. Las tres afirmaciones son Evangelio, pues constituyen una Buena Noticia. I. Primera tajante verdad: LA CONFIANZA FINAL EN LO HUMANO ES MALDICIÓN, ES DECIR, AUSENCIA DE BENDICIÓN EN NUESTRAS VIDAS. “Así dice el Señor: ¡Maldito el hombre (o la mujer) que confía (solo) en el hombre (o en la mujer)! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor! Será como una zarza en el desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien. Morará en la sequedad del desierto, en tierras de sal, donde nadie habita”. (5-6) ● Esta pandemia es una encrucijada. Nos confronta y empuja a hacer clara la distinción sobre nuestra confianza final. ● Dos muy importantes y necesarias aclaraciones:
III. Tercera verdad: (Que es la segunda promesa) SOLO DIOS REVELA EN QUIÉN O EN QUÉ SE APOYA NUESTRA CONFIANZA. “Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras”. (9-10). ● Esta pandemia nos exige un claro testimonio, acerca de en quién o qué confiamos realmente; acerca de Quien o qué es nuestro real pastor.
a. El ser humano muchas veces se rebela ante estas palabras de Jesús. b. Con euforia declaramos nuestra auto independencia, nos inventamos otros pastores/as. c. Luego del fracaso acabamos dando el espectáculo que negábamos: ovejas sin pastor. d. JC te ofrece el cuidado espiritual que trae PLENA CONFIANZA. Confianza en Dios, CONFIANZA que llena de CERTIDUMBRE Y SEGURIDAD tu vida. CONCLUSIÓN 1. Estamos viviendo siete meses de profunda incertidumbre. “Todo terminará”, “todo va a salir bien”. Estas son afirmaciones positivas y preciosas. Pero sólo lo son realmente, cuando van acompañadas por nuestra CONFIANZA FINAL EN EL SEÑOR. 2. La Biblia, desde el Antiguo al NT, reiteradamente llama bienaventurados, es decir, triplemente dichosas y dichosos, a quienes CONFIAN en el Señor. 3. Y la Biblia concluye, en su último capítulo, en su última página, cancelando todo tipo de maldición: “Ya no habrá maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad. Sus siervos (y siervas) lo adorarán; lo verán cara a cara, y llevarán su nombre en la frente”. (Ap 22:3-4) 4. Si confiamos en todo y para todo realmente en el Señor, terminará para nosotros toda maldición: “y llevarán su nombre en la frente”. Este será el certificado, la prueba definitiva de la vacuna eterna. 5. Pero más aún, hoy JC, habla a cada una, cada uno de nosotros y nos anima y nos afirma. El nos dice: “¡anímense! ¡CONFÍEN! Yo he vencido al mundo”. Si CONFIAMOS, “En JesuCristo somos más que vencedoras y vencedores”, en medio de toda incertidumbre. AMÉN. Voy a seguir tus huellas Jesús, definitivamente Solo beberé el agua de tu fuente, Sólo amaré el fulgor de tus estrellas, y hacia tu paz afirmaré la frente. ¡Cuán pavorosa la locura de mi triste desvío! Mis flores eran cardos, La amargura de las aguas de Mara mi dulzura, Mi luz la noche y mi calor el frío. Mas vuelvo a ti, Jesús -hermano mío- Y hoy sí tendrá mi ruta nuevamente, Olor de nardos y brillar de estrellas, Porque hacia tu paz afirmaré la frente. |