SUPREMAS DEMANDAS Y GLORIOSAS PROMESAS
OSVALDO L. MOTTESI “Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová, y en su propia casa, fue prosperado. Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” 2 Crónicas 7: 11-14 (RVR60)
Intropducción:
1. En la época del relato bíblico leído, Israel atraviesa una etapa decisiva de su historia. El rey David, después de 40 gloriosos años de reinado, 7 en Hebrón y 33 en Jerusalén, decide dejar el trono (1 Cr 28:1-21). Salomón es instalado como nuevo rey (1 Cr29:1-25). Muere David en buena vejez, lleno de años, riquezas y gloria (1 Cr 29:26-30; 2 Cr 1:1) 2. Salomón es confirmado en la monarquía. Su 1ra. gran empresa es la construcción del templo en la cima del monte Moriah, en Jerusalén, en la parcela de Ornan el Jebuseo, que David comprara para el templo. Tremenda tarea nacional, un impresionante esfuerzo cooperativo. 3. El culto de dedicación del templo se transforma en un verdadero avivamiento (2 Cr 7:11-14). Una gloriosa celebración de siete días. 4. Salomón recibe las supremas demandas y las gloriosas promesas de Dios. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonar sus pecados, y sanaré su tierra” (14). ● Las supremas demandas y las gloriosas promesas de de Dios a Israel en el pasado, son las supremas demandas y las gloriosas promesas de Dios para su pueblo en el presente. I. DIOS NOS DEMANDA VIVIR EL ESPÍRITU DE LA CRUZ “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado…” A. Israel corría el peligro del orgullo nacional: creerse que como pueblo eran un fin en sí mismo en los planes de Dios. No eran diferentes por mejores, sino por la gracia misteriosa de Dios. B. Como iglesia corremos hoy el peligro de creernos el juguete bonito de Dios. gente especial. Somos tan solo pecadores y pecadoras perdonados. La diferencia está en la gracia misteriosa de Dios. C. Como iglesia debemos volver al Calvario para recapturar la humildad viril y servicial del Gólgota. Nuestro testimonio debe ser: Con Cristo estamos juntamente crucificados, y ya no vivimos nosotros, sino que es Cristo quien vive en nosotros. (Gal. 2:20) II. DIOS NOS DEMANDA VIVIR EN TOTAL DEPENDENCIA DE ÉL “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado… y oraren...” A. Israel corría el peligro de la autosuficiencia religiosa: Creerse el cuento de su superioridad racial y social. Pensar que todo lo alcanzado se debía a su genio cultural. Ahora que tenían templo y sacerdocio, liturgia y pompa, dejar de orar. B. El testimonio de Salomón cambió la situación: Un testimonio de total dependencia, que Dios aprueba con su visitación gloriosa. Israel tenía que depender de Dios y no de sí mismo. C. Como iglesia debemos hacer de toda nuestra vida y misión una oración. Un compañerismo constante con Dios. Un genuino testimonio de dependencia. Juan Crisóstomo define la oración como : “La oración es la respiración del alma”. Jesús: “Velad y orad para que no entréis en tentación” (Mateo 26:41); “Orad sin cesar”. III. DIOS NOS DEMANDA VIVIR EN COMPLETA IDENTIFICACION CON EL. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren..., y buscaren mi rostro...” A. Israel corría el peligro de la autocomplacencia: Ahora, establecidos y en desarrollo, hacer sus propios planes. Orar sin buscar “el rostro del Señor”. Creerse el mito de su propia sabiduría B. Israel necesitaba recordar su historia: De qué Egipto Dios los perdonó. Comprender que su razón de existir era para ser y, por lo tanto, hacer la voluntad de Dios. Esa era su vocación. C. Nuestra vocación como iglesia es ser la expresión histórica de la voluntad de Dios en el mundo. Que sea nuestro el clamor: “¡Oh Dios, que no se haga nuestra voluntad, sino la tuya!”. IV. DIOS NOS DEMANDA VIVIR UNA RENOVADORA REVOLUCIÓN ESPIRITUAL. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro,… y se convirtieren de sus malos caminos”. A. Israel corría el peligro de la idolatría nacional: Como fruto del avivamiento y tanta bendición, creerse el cuento de que eran un pueblo santo. Podían sufrir un mortal complejo de santidad, superioridad espiritual y vanidad religiosa. Su idolatría sería dejar de vivir para Dios y las naciones y existir sólo para sí. B. Como iglesia somos llamados a un proceso constante de renovación transformadora. 1. Pero: “¡Nosotros/as ya nos hemos convertido!” “¡Nuestros pecados ya han sido perdonados!” El ej. de Pablo: “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” ( Ro 7:19). 2. La exhortación de Pablo:”No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. (Ro 12:2) ● Jamás encontraremos demandas de Dios, que no vayan acompañadas siempre de sus gloriosas promesas. Por ello, la palabra condicional del Señor es: ...entonces... “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, entonces… allá van las gloriosas promesas de Dios: “...yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. V. DIOS NOS PROMETE SU ATENCIÓN PREFERENCIAL “...entonces... yo oiré desde los cielos…” A. hay muchas formas de escuchar. Indiferente o atenta, pasiva o activa. B. Dios anhela escucharnos como nuestros hijos e hijas lo hacen el día de su cumpleaños VI. DIOS NOS PROMETE SU PERDÓN TRANSFORMADOR “...entonces...yo oiré desde los cielos… y perdonaré sus pecados…” A. Esta promesa se refiere al pecado colectivo del pueblo. Cuando pensamos en el pecado, siempre pensamos en nuestra realidad personal. Necesitamos comprender y aceptar que tmbién y mucho pecamos como pueblo, como la nación que somos por la misericordia de Dios. B. Esta promesa es una amnistía espiritual, que transforma nuestra identidad. Es retormar, a ser, por el poder de la gracia misericordiosa de Dios, el pueblo fiel y amado, santo y sano del Señor. VII. DIOS NOS PROMETE SU SALUD PLENA “...entonces...yo oiré desde los cielos… y perdonaré sus pecados… y sanaré su tierra”. A. Hoy como ayer, nuestra tierra está enferma. No sólo la tierra de nuestra sociedad civil, destruída por el cáncer de las mil corrupociones, sino la tierra, la realidad de la vida de la Iglesia. B. Dios nos promete la gloria de un avivamiento. Si pagamos el precio, el oirá, perdonará y sanará nuestra tierra enferma. Habrá un avivamiento que traerá salud plena, integral; salud espiritual y emocional, salud intelectual y social; salud que es fruto directo y dilecto de la santidad. Una iglesia santa y sana. Concluyendo: 1. Cuentan que un alpinista famoso, estaba obsesionado por conquistar nuestro Aconcagua. Inició su travesía luego de años de preparación. Iba solo, porque quería la gloria para solo él. Por lo tanto subió sin compañeros/as. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo decidido a llegar a la cima. Pronto obscureció… La noche cayó con pesadez en esa altura de la montaña. Ya no se podía ver nada. Todo era negro, con cero de visibilidad. No había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. 2. Subiendo por un acantilado, a solo 100 metros de la cima del Aconcagua, se resbaló y se desplomó por los aires. Comenzó a caer a una velocidad vertiginosa. Solo podía ver fugaces manchas más oscuras en medio de la oscuridad. Sentía la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Mientras caía, en un par de segundos vinieron a su mente recuerdos de toda su vida. Pensaba que iba a morir. Pero de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos. ¡SÍ!, Como buen alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a la larguísima soga que lo amarraba de la cintura. 3. Quedó solo, en medio de la oscuridad, y suspendido en el aire. En esos momentos 4. no le quedó más que gritar: "¡Ayúdame, Dios mío!", "¡Ayúdame Dios mío!"... De pronto, una voz grave y profunda de los cielos le contestó "¿Qué quieres que haga?" "¡Sálvame, Dios mío!" "¿Realmente crees que te pueda salvar?". "¡Sí! ¡Por supuesto, Señor! ¡Sálvame mi Dios!" "Entonces, solo necesitas cortar la cuerda que te sostiene". Córtala, por favor”. No hubo ninguna respuesta. Solo un momento de silencio, oscuro y sepulcral, denso e interminable… El hombre se aferró más que nunca a la cuerda. Creía que era su única salvación. No obedeció la demanda de Dios. Al otro día, el equipo de rescate encontró al alpinista colgado y congelado. Estaba muerto, agarrado con fuerza, con ambas manos a una cuerda... a tan solo dos metros del suelo. 5. ¿Y tú? ¿Cuán confiado, confiada estás de esa, tu cuerda personal? La cuerda de tus tradiciones espirituales. La cuerda de tus hábitos religiosos heredados. La cuerda de tus ideas contagiadas acerca de tu vida cristiana. La cuerda de tus aparentes seguridades personales. ¿Por qué no la sueltas? El Señor tiene grandes y maravillosas cosas para ti. ¡Corta, corta, corta de una vez y para siempre la cuerda, tu cuerda, y simplemente, confía en Él! Deja que Él, sólo Él, siempre Él tome el control total y pleno de tu vida Entonces vivirás por el poder de una fe obediente a sus demandas y confiada en Sus promesas, una vida victoriosa. Cada uno, cada una en lo personal, y todos, todas como pueblo de Dios. Un pueblo obediente a sus supremas demandas y heredero de sus gloriosas promesas. ¡Qué así sea! |