La Dra. Margot Kässmann, ex obispa de la Iglesia Evangélica Alemana (EKD) y actual embajadora para el Jubilee de la Reforma 2017, estará en la Ciudad de México en los próximos días para ofrecer conferencias y recibir el Doctorado Honoris Causa que le otorgará la Comunidad Teológica de México (CTM). El domingo 19 predicará en la Iglesia Luterana del Espíritu Santo e inaugurará la exposición “Here I stand”. El lunes 20 presentará en la CTM la conferencia “Los 500 años de la Reforma: ¿qué hay que festejar?”, como parte de la Cátedra Gonzalo Báez-Camargo, el martes 21 por la mañana expondrá sobre “La responsabilidad cristiana en la política”, en el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, y por la tarde, en el Instituto Goethe, presentará la conferencia “La Reforma y el desarrollo de la sociedad civil”. Gentilmente aceptó esta entrevista antes de salir hacia Estados Unidos, previa escala antes de arribar a México. Agradecemos la intermediación del Pastor Marc Reusch y de la Prof. Friederike Deeg, encargada de asuntos latinoamericanos de la EKD.
Doctora Kässman, ¿cuál ha sido el impacto real de las celebraciones de la Reforma Protestante en su país hasta este momento?
Por un lado, hay un gran interés público. El jubileo no es visto como un asunto solamente de la iglesia, sino como de interés para todo el país. Por otro lado, vemos los frutos del movimiento ecuménico de los últimos 100 años. Esta vez celebraremos con un espíritu internacional y ecuménico. ¿Considera usted que el legado de la Reforma sigue vigente en estos tiempos de globalización y de dictadura del mercado económico?
Oh sí, por supuesto. Toda persona es libre en materia de fe y de conciencia. Ése es un desafío muy real y Lutero hizo una clara crítica del capitalismo de su época. El dinero no debería gobernar a los seres humanos, dijo. Ése es un pensamiento útil también para hoy. ¿Qué opina del papel de las iglesias del llamado Sur (fruto de actividades misioneras) en la práctica de la herencia espiritual teológica y social de la Reforma Protestante?
Cuando visité Hong Kong el año pasado, una estudiante me dijo que había estado casi desesperada con toda la presión para tener éxito en su sociedad. La enseñanza de Lutero acerca de la sola gracia de Dios le sirvió como una liberación para ella. Para mí eso es conmovedor. Estoy convencida de que las iglesias del llamado Sur de pueden hoy contribuir al tema de la justicia como un desafío. Con demasiada frecuencia son ignoradas en el llamado Norte. Ciertamente necesitamos una renovación de la espiritualidad. Es muy interesante que muchas de nuestras parroquias alemanas están siendo inspiradas por refugiados del Sur que se unen a ellas y traen nueva música, formas de oración e interpretación de la Biblia. ¿Qué opina usted de las nuevas iglesias y de su compleja relación con las reformas religiosas del siglo XVI? ¿Le parecería que son una especie de deformación o traición del espíritu original de las mismas?
El otro día un pastor coreano me dijo que su iglesia sería posconfesional y que no está interesada en las diferencias dogmáticas de la Europa del siglo XVI. Creo que decir eso es demasiado fácil. En primer lugar, necesitamos raíces en nuestra fe y el pensamiento de nuestras madres y padres en la fe no es irrelevante. En segundo lugar, tenemos que discutir lo que creemos. Lo que el bautismo significa para nosotros, lo que vemos en la Eucaristía, y así, veo muchas de las iglesias pentecostales como herederas de la Reforma, pero estar en diálogo significa que uno está equipado para ello y listo para discutir acerca de su fe. La ética protestante y su relación con el surgimiento del espíritu capitalista es un tema siempre mencionado.
¿Cómo caracterizaría usted esa relación desde las iglesias y las sociedades europeas?
Fue Max Weber quien planteó la tesis de que el protestantismo modeló el capitalismo con respecto a los Padres Peregrinos: trabajan mucho y no se divierten demasiado, para decirlo en pocas palabras. Ésa era mayormente el ala reformada (o calvinista) de la Reforma, pero también Luther puso énfasis en el trabajo como un llamado o vocación. Hoy la cuestión es cómo criticamos una ideología de mercado que no anhela lo mejor para la gente sino que sólo apoya la codicia y la riqueza de unos cuantos. ¿Considera usted que la Reforma Protestante sigue siendo parte esencial de la cultura occidental en una época tan secularizada como la nuestra? ¿En qué medida?
Sí, creo que sí. Europa está marcada por la experiencia de la Reforma. La libertad de pensamiento, de expresión y de religión ha tomado siglos para ser un derecho de toda persona, independientemente de sexo, origen o color de piel. Luchamos por ello de una nueva manera en una sociedad secular y, al mismo tiempo, multi-religiosa, pero luchar por ella es parte de esa herencia. ¿Qué piensa usted del testimonio evangélico o protestante de las iglesias latinoamericanas? ¿Qué ecos le llegan a Alemania sobre ellas?
Tenemos una buena relación con nuestras iglesias luteranas asociadas en América Latina. Hay intercambio de ideas en visitas y comunicación mutua. Como europeos, estamos interesados en cómo se relacionan con la iglesia católico-romana, por un lado, y los movimientos pentecostales, por el otro. Cuando yo era estudiante, estuve muy interesada en la teología de la liberación, que ha desafiado a menudo a la teología europea. En México hablará de la participación política de los creyentes. ¿Cuál es la experiencia de las iglesias evangélicas alemanas en este sentido?
Para algunas personas, la iglesia no debería implicarse en política de ningún modo. En mi caso, estoy convencida de que es imposible predicar el Evangelio aparte del mundo en que se vive, por lo que la iglesia siempre tendrá que tomar una posición política con respecto a temas críticos de paz y justicia, o la dignidad de los refugiados, por ejemplo. Los creyentes tendrán que defender su convicción cristiana donde viven y trabajan. Lutero diría que se trata del culto y la adoración en nuestra vida diaria. Acerca de la migración en su país. ¿Cree usted que las personas que llegan son un desafío para la evangelización y misión de las iglesias o que éstas deberían contentarse con contribuir a asegurar su buena estancia allí?
Para mí, la mejor definición de misión es esta: vivir de tal manera, que otros pregunten por qué se vive así. Vemos en nuestras parroquias que bastantes refugiados están tan abrumados por la hospitalidad de nuestra iglesia que se han interesado por nuestra fe. Algunos de ellos ya eran vienen, por ejemplo, en Etiopía o Irán, y han traído un pensamiento fresco a las parroquias. Finalmente, ¿qué mensaje enviaría usted a quienes desean celebrar en el mejor espíritu los 500 años de este movimiento que cambió el rostro del mundo en su momento?
Podemos celebrar que la Reforma hizo posible la realidad de una fe educada. A la gente se le permitió hacer preguntas, se les animó a leer por sí mismos, y se enseñó que no existe un conjunto de sacerdotes, poseedores únicos del conocimiento, dado que la iglesia es una comunidad de creyentes donde cada miembro tiene un don para desarrollar. Es un concepto bastante bueno contra el fundamentalismo. Que es posible celebrar 2017 a través de las fronteras y en un espíritu ecuménico. Eso es un regalo acerca del cual podemos estar agradecidos. Muchas gracias.
Leopoldo Cervantes Ortiz
Nació en Oaxaca, México en 1962. Es licenciado en teología del Seminario Teológico Presbiteriano de México y maestro en teología de la Universidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica. Pasante de la maestría en Letras Latinoamericanas por la UNAM. Médico (IPN), editor en la Secretaría de Educación Pública y coordinador del Centro Basilea de Investigación y Apoyo (desde 1999) y de la revista virtual el poema seminal (desde 2003).