UNA MIRADA AL PENTECOSTALISMO LATINOAMERICANO ACTUAL
Una entrevista al Pastor Norberto Saracco
FELIPE ZAPATA VEn septiembre del 2015 tuve la oportunidad entrevistar al Dr. Norberto Saracco. Conocido Pastor argentino, fundador de FIET (Facultad Internacional de Educación Teológica) y teólogo pentecostal. Lo entrevisté en su calidad de teólogo y, por su amplia experiencia en el ámbito evangélico pentecostal argentino y América Latina.
Amablemente accedió para conversar acerca del Pentecostalismo Latinoamericano. Acudí hasta su oficina y me atendió sin ningún inconveniente. Debido al escaso tiempo, y para aprovechar el mismo, no fue posible realizar preguntas introductorias referidas al tema, por lo que fui directamente al grano. No fue una entrevista que buscó re-definir conceptos teológicos, sino, reflexionar sobre una perspectiva actual del Pentecostalismo y el impacto que éste ha generado en el cristianismo del siglo XXI. A continuación, transcribo la grata experiencia que me ha dejado esta oportunidad. _____________________________________________________________________________ – Pastor, me gustaría comenzar con algunas ideas históricas del pentecostalismo que estuve leyendo, ¿le parece? Dale, me parece. – En el prólogo que usted escribió del libro “Raíces teológicas del Pentecostalismo” de Donald W. Dayton, menciona: “Por razones obvias, en su investigación (la de Dayton) no están presentes, Latinoamérica ni la historia contemporánea del movimiento pentecostal. Dayton trabaja lo que sería la pre-historia del pentecostalismo latinoamericano” ¿Cuál ha sido su experiencia después de esa pre-historia en el pentecostalismo latinoamericano? Lo que digo es, el trabajo de Dayton es justamente las raíces, es decir, él explica cómo es que nace el movimiento pentecostal. No es una crítica (a Dayton). El pentecostalismo se ha desarrollado de manera diferente, según las regiones, y en América Latina inclusive ha sido igual al desarrollo en distintos países. Por ejemplo en Chile, es un pentecostalismo más autóctono. En el caso de Argentina, puede ser por una sociedad más de inmigrantes, estuvo más ligado a distintas corrientes inmigratorias: pentecostales italianos, pentecostales suecos, pentecostales escandinavos, y tomó también una característica diferente. Así que, lo que yo señalaba era eso; Dayton trabaja con las raíces del movimiento pentecostal y no una descripción de cómo después eso se hizo visible, cómo eso se concretó en los distintos pentecostalismos. – ¿Cuál es la diferencia entre pentecostalismo y pentecostalidad? Bueno, la pentecostalidad es un concepto que acuñó Bernardo Campos, teólogo pentecostal peruano. La pentecostalidad son esos elementos de la iglesia propios del –pentecostés–, la presencia del Espíritu Santo, manifestaciones de dones y carismas. Ahora, el pentecostalismo es una concreción histórica, determinada culturalmente, determinada en el tiempo, de la pentecostalidad. Es decir, la pentecostalidad es como el gran paraguas, y esa pentecostalidad de la iglesia tomó cuerpo en el pentecostalismo, pero el pentecostalismo no abarca toda la pentecostalidad de la iglesia, no la encierra, todo lo contrario. El pentecostalismo es un movimiento que tiene una inserción histórica en un momento histórico determinado, una característica propia, o sea una denominación pentecostal. La pentecostalidad de la iglesia es más amplio, tiene que ver con la obra del Espíritu Santo. Tiene que ver con la manifestación de los carismas (gr. Járis). Entonces desde ahí, de esa manifestación de los carismas y de esa obra del Espíritu Santo, tomó una forma concreta en el pentecostalismo, pero de ninguna manera el pentecostalismo abarca todo. En otras palabras, hay presencia de la pentecostalidad en los bautistas, los metodistas, los carismáticos. Esa sería la diferencia. – Claro, como señala Juan Stam en un artículo que leí, “…pentecostales somos todos…” Claro, si uno habla de pentecostal, entonces está haciendo, como mención o referencia a las iglesias pentecostales y, hay gente, los bautistas por ejemplo, que están avivados espiritualmente los últimos años. –Yo sigo siendo bautista– dicen, no pasan a ser pentecostal, y es verdad. Entonces ahí, la pentecostalidad tiene que ver justamente con esas características de la obra y presencia del Espíritu Santo que transciende cualquier denominación. Las iglesias pentecostales son una concreción histórica de esa pentecostalidad, pero no es la única ni la abarca toda. Hay pentecostalidad fuera de los pentecostales. Esa sería la idea. – Por el hecho del pentecostés bíblico ¿no? Sí, exacto. – En el prólogo del libro de Donald Dayton usted menciona: “Qué decir del futuro inmediato, cuando es evidente una creciente pentecostalización en la fe y práctica de los otros sectores del protestantismo. He aquí el riesgo y desafío de los cuales los mismos pentecostales no son conscientes.” ¿Cómo ve hoy esa pentecostalización de esos sectores del protestantismo? y, ¿cuáles son los riesgos y desafíos para los pentecostales? Bueno, justamente esas manifestaciones de la pentecostalidad, en diferentes denominaciones yo las veo como altamente positivas por supuesto. Alguien lo llamó una globalización de la experiencia pentecostal o una pentecostalización global de la iglesia pero, yo prefiero usar este término de pentecostalidad. Porque si no parecería que, otra vez, que los católicos carismáticos se hicieron pentecostales o que los bautistas se hicieron pentecostales. No es ese el concepto. El concepto es que están experimentando presencia y manifestaciones de la pentecostalidad. El gran desafío para las iglesias pentecostales, es que en algún momento, los pentecostales pensaron que tenían el monopolio del Espíritu, pero no tienen el monopolio del Espíritu, ni el monopolio de los dones, ni el monopolio de nada. Entonces, el desafío de los pentecostales es aceptar la pentecostalidad en los otros. Y saber que son simplemente un movimiento del Espíritu por cierto, pero un movimiento, y que Dios y su Espíritu por supuesto, obra muchísimo más allá de cualquier manifestación pentecostal. El desafío para los pentecostales es aceptar esto y ver esto y, moverse en una dimensión que los lleve a abrirse y no cerrarse. Abrirse en el sentido de aceptar al otro y de ver la obra del Espíritu Santo en el otro, y que esa obra del Espíritu Santo tiene distintas manifestaciones, no necesariamente será hablar en lenguas, no hay necesidad de danzar como danzaban los pentecostales en algún momento sino, el Espíritu es libre y puede hacer otras cosas. Es el desafío de abrirse a lo nuevo de Dios y no quedarse encerrado como una denominación pentecostal. – Según lo que señala, ¿en un principio existía este monopolio? Bueno, toda denominación piensa que tiene el monopolio de Dios. Los bautistas creen que Dios es bautista, el metodista cree que Dios es metodista, el luterano que Dios es luterano y los pentecostales creen que Dios es pentecostal. Eso es inevitable. – Ahí está el desafío entonces. Sí, justamente el desafío es romper con ese esquema. – ¿Compartir o dar testimonio de la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo, sigue siendo central en el pentecostalismo actual? No, hoy ya no. Hoy más tiene que ver… bueno, otra vez, es que ha habido una pentecostalización de la experiencia religiosa en todas las denominaciones. El compartir hoy pasa más por compartir experiencias personales, pasa más por el tema de la sanidad, pasa más por el tema de la prosperidad, pasa más por el tema del sentirse bien, son las cosas que la gente comparte, creyendo que con eso están compartiendo el mensaje de Jesucristo. Pasa a compartir de experiencias y no tanto como era el caso del pasado de los pentecostales, de querer transmitir una experiencia espiritual de glosolalia o carismática de determinada manera. ¿Pasa por una experiencia más comunitaria? Sí. – En el prólogo del libro de Dayton menciona que: “a fines de la década del 50 el pentecostalismo latinoamericano comenzó a tener presencia significativa.” ¿A qué se refería con esa presencia significativa? y ¿cómo ha evolucionado estos 60 años? El pentecostalismo llega a América Latina en 1909. Y los primeros cuarenta años hubo un movimiento pequeño, por supuesto era desconocido, un movimiento nuevo que no tenía iglesias grandes. Pero ya a partir de los años cincuenta, se va produciendo como un quiebre, y comienzan los grandes movimientos entre los pentecostales. Entonces ya dejan de ser pequeñas congregaciones, pequeñas iglesias dispersas. También dejan de ser considerados por las otras iglesias como una secta y, empieza una presencia significativa en el mundo religioso, en el contexto evangélico y una etapa de crecimiento. Pasa que el movimiento pentecostal fue una respuesta espiritual, y de iglesia propia para el cristianismo urbano. Entonces esto tenía que ver con las propias expectativas, frustraciones de la ciudadanía urbana y el movimiento pentecostal supo suplir eso. Por eso, en la década del cincuenta, con la crisis de los populismos entra a jugar fuerte el movimiento pentecostal, y de ahí en más ha seguido creciendo, de hecho en las últimas dos o tres décadas se ha acelerado el crecimiento. Interesantemente con la afirmación de los milagros, los dones, las sanidades y las cuestiones espirituales. Es decir, el movimiento pentecostal fue postmoderno durante la modernidad. Se adelantó a la postmodernidad. Es por eso, cuando llega la postmodernidad, es casi la única experiencia religiosa que crece significativamente, porque su manera de compartir el mensaje, de vivir el mensaje, está mucho más vinculado a los sentimientos y a una inventiva del movimiento postmoderno. – (Sin el ánimo de generar clasismos o elitismos y enfocarme en los conceptos de forma coloquial). El pentecostalismo, sin duda, ha hecho raíces en la “clase baja” de la sociedad; para el desesperanzado y el desposeído, ¿Cómo afecta el pentecostalismo a la “clase alta”? Bueno, en el caso de América Latina, ni la iglesia evangélica, ni la iglesia protestante, ni los pentecostales han afectado a la clase alta. El movimiento evangélico se ha mantenido como un movimiento de clase media. Hoy, el movimiento pentecostal, no está vinculado necesariamente a la clase más baja, de hecho, las mega-iglesias son todas experiencias urbanas de clase media, clase media-alta. Es decir, eso de que tenía que ver con la clase más pobre y demás, tiene que ver con los orígenes. Los primeros años era verdad. Pero hoy en día tiene más que ver con la clase media. Bueno, también influye según en el lugar dónde está, pero las que están en la ciudad son de clase media, con un interesante número de miembros de clase alta también. Es un movimiento abarcativo. Pero en cuanto a la clase alta, ningún movimiento protestante ni evangélico en América Latina, ha logrado llegar a la clase alta. – Entonces, ¿se podría decir que el protestantismo ha estado en deuda con el sector ABC1 de la sociedad? Bueno, lo que pasa, es que lo que se considera el sector ABC1 como clase alta, ha estado más ligada a la iglesia católica. Entonces, son menos propicios al cambio y encuentran su espacio de confort y comodidad en la iglesia católica. No están tan abiertos al cambio. Por otro lado, la dinámica pentecostal, quiérase o no, exige cierto compromiso con la iglesia y cierta involucración en actividades y dinámicas que la gente de clase más alta no tiene tiempo para eso. Entonces, esa gente, lo que menos quiere son actividades y reuniones, porque ya tiene bastante. Ahí hay un bache. – ¿Cuál ha sido el gran aporte del pentecostalismo en América Latina? En primer lugar, ha sabido responder a las necesidades de la mayoría de la población, en medio de las crisis profundas que ha tenido América Latina. Respondió a las necesidades espirituales, respondió a las necesidades emocionales. Luego, por la propia dinámica de la iglesia pentecostal, donde todos son invitados a participar, movilizan toda la Iglesia, esto ha resultado en una cuestión de dignificar a la persona. Esa persona que era absolutamente “un don nadie”, sin ninguna posibilidad, dentro de la iglesia pentecostal ha desarrollado ministerios, le ha encontrado sentido a la vida, en la manera más literal del sentido. Una dirección a la vida. Personas que estaban excluidas, personas que estaban marginadas, y de repente, encuentran que su vida tiene una misión. La lleva a compartir un mensaje, llevar un testimonio. Le da una razón de ser. Por mucho tiempo fue uno de los más grandes aportes del movimiento pentecostal. Por otro lado, como dije, crear también un ambiente espiritual de apertura a lo nuevo, de apertura a lo sobrenatural que ha sido propio de la postmodernidad. Creó un ambiente espiritual para que en una época postmoderna el cristianismo sea aceptado. – ¿Qué diferencias y semejanzas hay entre el pentecostalismo sudamericano y el centroamericano? Las diferencias culturales de los propios contextos. Es decir, por ejemplo, en Argentina es un pentecostalismo que históricamente estuvo más ligado a la inmigración con todo el sentido de desarraigo. Por lo tanto, no se ha desarrollado aquí un pentecostalismo autóctono. Tampoco es que sea un pentecostalismo foráneo, pero no tiene una imagen de autóctono. En el caso de Chile, ahí se ha desarrollado un pentecostalismo autóctono; el caso de la iglesia metodista pentecostal, que ha afectado a todo el movimiento pentecostal en Chile, no importa cómo se llame. En el caso del Caribe, propio de la cultura caribeña, es muchísimo más expresivo. Y eso es propio de la cultura caribeña. Menos reflexivo, más impulsivo, más expresivo. Con ese tipo de dinámica. – El pentecostalismo hoy, ¿sigue siendo la “religión de escapismo”? (mencionado en su prólogo de D. Dayton) No, y la verdad que nunca lo fue. El primer libro que se escribió en América Latina sobre pentecostalismo que se llama: El refugio de las masas de Lalive d´Epinay; su tesis era que el movimiento pentecostal era justamente ese, un “refugio para las masas”. Pero, esa característica del refugio, luego fue abandonada por el pentecostalismo. El pentecostalismo, más que un refugio, es una cuestión de compromiso, de avanzada, de identidad, de misión y, el rol que hay que ocupar en los distintos estratos sociales, hace que hoy ya no sea eso. Puede ser un escapismo como cualquier religión, es decir, personas que necesitan refugiarse en ciertos pensamientos religiosos. Pero, hoy ya esa imagen de la afirmación de Lalive d´Epinay no corresponde a la foto del movimiento pentecostal hoy. Eso fue a fines de los sesenta. – Justo González en su libro “Historia del Cristianismo en América Latina”, en una de sus conclusiones dice: “Ha habido en el Pentecostalismo una fuerte tendencia hacia la división. Muy pocas denominaciones han evitado tener cismas mayores. Las iglesias independientes se dividían cuando surgían líderes quienes no concordaban con las opiniones del pastor, o sencillamente líderes a quienes el pastor veía como una amenaza a su autoridad. Por ello, el cuadro total del Pentecostalismo Latinoamericano incluye unas pocas denominaciones de gran tamaño y decenas de millares de iglesias independientes y de denominaciones menores”. ¿Qué opinión le merece esto? Es correcto. Es una imagen correcta de lo que pasa. La cuestión que hay detrás, es justamente, (y tiene que ver con la pneumatología) la manera de entender cómo obra el Espíritu Santo. Entonces, en esa mentalidad pentecostal, el Espíritu Santo obra de manera personal y te da de su Gracia y su poder de manera personal. Hace que cualquier persona diga: –Mira, Dios me envió y abrí una iglesia–, y vaya y abra una iglesia. Es decir, yo no estoy justificando, yo estoy explicando. Entonces, sí, a veces fueron divisiones por cuestiones de caudillismo personal, pero en muchos casos, ha sido simplemente por ésta, (para mí equivocada manera) pero esta manera de entender la obra de Dios, de que Dios me llama, yo voy y empiezo algo. Entonces, se produce una infinidad, como dice Justo González, de grupos pequeños, que después no tienen la estructura para desarrollar, ni tienen los elementos para hacer un desarrollo más amplio. Entonces, hay una cantidad grande de denominaciones pentecostales: Asamblea de Dios, Iglesia de Dios, Iglesias nacionales y, una infinidad de grupos pequeños que son una o dos congregaciones regadas por todo América Latina. – En el libro “El nuevo rostro del Pentecostalismo latinoamericano” el Dr. Darío López titula el cap. 3 como: “DE EXCLUIDAS PROTAGONISTAS: Mujeres pentecostales y organizaciones populares.” Teniendo en cuenta este encabezado, ¿Cómo es la participación de la mujer dentro del Pentecostalismo hoy? Por lo general, dentro del pentecostalismo la participación de la mujer ha sido muy amplia. diferencia de otras denominaciones. Muchísimas iglesias pentecostales están dispuestas a ordenar mujeres. Muchísimas tienen mujeres como pastoras. El movimiento pentecostal en el mundo entero y en América Latina ha sido de avanzada en la participación de la mujer. No hay, ni ha habido, una denominación que le haya dado tanto espacio, autoridad y reconocimiento a la mujer como las iglesias pentecostales. Eso va a la avanzada en el mundo entero. Calcula que aquí, (Argentina) por ejemplo, en el año 1910 llegó Alicia Wood, que fue la primera mujer pentecostal. Ella estuvo un montón de años acá, fundó iglesias, fue miembro fundadora de las Asambleas de Dios. En su congregación y en su seminario donde estudiaron los primeros pastores pentecostales argentinos. Estoy dando un ejemplo. Fuera de ella, en los años cincuenta, en la patagonia argentina, especialmente en el extremo sur, fue evangelizado por mujeres pentecostales. En este caso, sesenta años atrás y, en el caso de Alicia Wood, cien años atrás. Ahora, la convención bautista de Estados Unidos está discutiendo el rol de la mujer y le está sacando autoridad y espacio a la mujer. Bueno, eso te muestra qué espacio tiene la mujer en uno y en otro ámbito. Tiene que ver con algo bien simple y sencillo, que era lo mismo que dijimos antes con los pastores e iglesias que se dividían o no; tiene que ver con un reconocimiento de la obra del Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo obra a través de esta mujer, y esta mujer predica, canta, baila o zapatea, está bien… es una obra del Espíritu y es aceptada y ya está. No hay más discusión de que si sos mujer o no sos mujer o que se yo. Tan lineal y tan simple como eso. – En su prólogo de Dayton dice: “La predicación y el énfasis sobre la teología de la prosperidad, han relegado a un segundo plano una de las raíces fundamentales del pentecostalismo, el bautismo del Espíritu Santo”. Después de 25 años de haber escrito eso, ¿qué piensa al respecto? Ahora, ya eso es más cierto que nunca. En las iglesias pentecostales son pocas las que se habla con un énfasis en el bautismo del Espíritu Santo. No es que no se crea, pero sí ha cobrado en primer lugar todo lo que tiene que ver con sanidad y, en el caso de teología de la prosperidad, en muchas iglesias, eso ha pasado a ocupar un lugar central. – Ud. que está en el ámbito teológico educativo, ¿siente que hay un rechazo a la reflexión teológica dentro del pentecostalismo? No. Eso fue también un mito por muchos años. Es cierto en el origen, de alguna manera, no se alentaba mucho el estudio de la Biblia, pero eso tiene que ver con orígenes más que nada… personas ignorantes y demás… pero después, la verdad es que eso ha ido cambiando. El dato más concreto es que en cualquier seminario la mayoría de los estudiantes son pentecostales. Tanto en seminarios formales como en seminarios no formales. Las librerías, la mayor cantidad de libros son de pentecostales. Ese es un dato de la realidad que echa por tierra cualquier otro argumento diferente. – Es decir, ¿hay una preocupación en el pentecostalismo, más allá de la reflexión teológica, de la búsqueda en el texto bíblico? Bueno, otra vez, la realidad es que la mayoría de la gente es pentecostal. Evidentemente hay una inquietud por estudiar la Biblia y superarse en eso. No es todo lo que quisiéramos pero ese es el dato de la realidad. – ¿Qué espera o cómo visiona la realidad del pentecostalismo latinoamericano dentro de los próximos 15 o 20 años? Bueno, yo veo dos alternativas. Una que el movimiento pentecostal sea fiel a su historia y que continúe siendo un movimiento, lo cual significa, que vaya cambiando, que vaya adaptándose y que vaya siendo diferente. En otras palabras, que vaya siendo abierto al Espíritu. La segunda opción, es que se quede enquistado como una denominación más. Viviendo de los recuerdos y durmiendo de tres o cuatro experiencias religiosas. En ese caso, cada vez se va a ir muriendo más, como muchísimas otras denominaciones. Yo veo esos dos caminos como dos opciones. ________________________________________________________________ Bibliografía consultada previa a la entrevista: 1. Dayton, Donald W., Raíces Teológicas del Pentecostalismo (Prólogo por Norberto Saracco), Buenos Aires, Nueva Creación, 1991. 2. Artículo: “Pentecostalismo Integral” por Juan Stam. http://www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/363/Default.aspx (últ. vez consultado 08/09/16) 3. Gonzalez, Justo L., Historia del Cristianismo en América Latina, Florida: Kairós, 2012 4. López, Darío. El nuevo rostro del pentecostalismo latinoamericano, Lima, Ediciones Puma y CENIP, 2002. Felipe Zapata Vse presenta como: “Me llamo Felipe, soy inmigrante en Buenos Aires y me gusta el asado. La idea de este blog es alejarme (dentro de lo posible) del típico blog “teológico-académico”, pues ya hay demasiado dando vueltas por la web. El objetivo es pensar, reflexionar y re-accionar desde la fe cristiana”.
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